Héctor Castiñeira, Enfermera Saturada, es un sanitario gallego que creó en el 2012 el personaje de Enfermera Saturada y comenzó a publicar libros en los que narraba el día a día de la profesión en clave de humor y un punto reivindicativo. Ahora acaba de editar el octavo, este con un tono mucho más crítico.

-El personaje que creó en el 2012 estaba cimentado sobre todo en el humor, pero en su último libro hay poco de eso. ¿No es momento para bromas?

- En los otros libros también utilizaba el humor muchas veces como forma de denuncia, pero sí es cierto que ahora he sido incapaz de usar el humor para contar todo lo que hemos vivido estos meses. La situación ha sido, y sigue siendo, muy complicada. Los primeros meses los sanitarios trabajamos con miedo por la falta de EPI. Ahora vemos que las mascarillas duran menos de ocho horas y nosotros usábamos la misma durante toda la semana y nos teníamos que poner bolsas de basura. Todo eso lo denuncio en el libro.

-Está viviendo todo en primera persona.

- Sí, yo estuve muchos años trabajando de enfermero en Galicia, pero en el 2017 me trasladé a Madrid y ahora trabajo en la UCI del hospital 12 de octubre.

-¿Cómo está la situación actualmente?

- El nivel de ocupación de camas y de contagios vuelve a ser muy preocupante. Ahora se hacen muchísimas más PCR y tenemos más EPI, pero las cosas no pintan bien. Además, los profesionales sanitarios cada vez estamos más agotados e incluso más desmotivados. El ambiente de marzo y abril, en el que a pesar del miedo íbamos todos a una casi de una forma heroica, ha derivado en cansancio y en enfado. Algunos ciudadanos siguen viendo esto como si no fuera con ellos e incumplen las restricciones. Y eso no puede ser porque nos espera un invierno muy duro en el que van a convivir los virus respiratorios propios del invierno con el covid. Lo bueno es que cada vez estamos más cerca de esa vacuna.

-Cuando irrumpió el virus, la sanidad pública no estaba preparada para una situación excepcional como esta. ¿Ahora lo está?

- El sistema público de salud lleva muchos años de recortes, de precariedad laboral y maltrato a sus profesionales e incluso a los pacientes. Eso se va resintiendo y cuando llega una pandemia y no tienes un sistema fuerte pasa lo que pasa. Rápidamente se intentaron poner parches contratando a más personal, pero las carencias salieron al descubierto. Y lo malo es que han pasado los meses y seguimos repitiendo los mismo errores. La atención primaria sigue sin reforzarse adecudamente y los hospitales siguen con muchas carencias aunque se hayan comprado más respiradores. En cuanto llegó el verano a muchos de esos profesionales de refuerzo se les quitó el contrato y al final la gente se cansa.

-Usted ha sufrido también esa precariedad laboral.

- Claro, yo llevo trabajando de enfermero desde el 2003. En este tiempo he acumulado más de 500 contratos. Algunos de una semana, otros de días e incluso por horas. Cuando consigues puntos los contratos mejoran, pero la gente se cansa. Por eso muchos se van a otro país. Al final no es tanto un tema de salario sino de más estabilidad.

-¿Después de la pandemia se apostará de verdad por la sanidad pública?

- Tengo muy poca fe en que se refuerce. Los políticos son muy cortoplacistas. Miran el hoy y el ahora para ganar las elecciones del próximo año y no les importa cómo estará el sistema en diez años. Y así no se construye un sistema sólido