Jaime Magén (Zaragoza, 1974) es unos de los jóvenes arquitectos aragoneses más prometedores y premiados de los últimos años. Magén Arquitectos e Ingeniería Torné han redactado el proyecto de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza

-El 20 de septiembre comenzaron las obras de la Facultad de Filosofía y Letras. ¿Para cuándo el nuevo edificio?

-Están previstos tres años de obras a partir del inicio de la ejecución, así que para septiembre del 2021. Es un plazo holgado, y hay tiempo suficiente.

-¿Sobre qué principios se idea hoy un edificio que va a albergar las Humanidades universitarias?

-En realidad son dos edificios. Uno es la reforma de la facultad ya existente, del arquitecto Borobio, que seguirá siendo el edificio docente. Y el otro es nuevo y albergará los despachos del profesorado y una zona de seminarios o aulas pequeñas en torno a un atrio cubierto que será el corazón del edificio, un nuevo espacio de relación, de encuentros informales y de conversación, donde se pueda generar conocimiento. Además, cada planta es cambiante, genera espacios y volúmenes diferentes sobre ese atrio. Por otro lado, por la integración en el campus y por la relación con el edificio histórico, la idea era un proyecto atemporal, como lo son las Humanidades, que no responden a modas o a un momento.

-Si en lugar de ser una facultad de Humanidades fuera de, por ejemplo, Matemáticas, ¿el proyecto sería otro?

-Claro. Las matemáticas hubieran generado unas asociaciones con los números, los ritmos, la música, las series...

-¿Qué otros elementos arquitectónicos destacaría de la nueva facultad?

-Por su ubicación, este edificio va a ser la puerta de entrada al campus desde la plaza San Francisco. Por eso hemos colocado una gran pantalla digital en la fachada de acceso que servirá como panel informativo a la propia universidad. Además, se van a activar los dos patios que dan a Pedro Cerbuna.

-La catalogación de la actual facultad como de Interés Arquitectónico, ¿les ha condicionado mucho?

-Se han mantenido las fachadas con sus materiales, el vestíbulo, el volumen del aula magna y los núcleos de escaleras hacia el campus. Pero en su interior se ha trabajado incluso con los pasillos, para que sean estancias de relación.

-¿Este proyecto nos muestra la arquitectura del futuro en Aragón?

-Sí en cuanto a las posibilidades de utilización máxima de las tecnologías de eficiencia energética y de sostenibilidad, porque se busca que el nuevo edificio sea un referente y pueda aspirar a las máximas certificaciones, pero también de integración de esa tecnología en la arquitectura de un edificio histórico. La tecnología está ahí, nos da sus prestaciones, pero no es visible, está integrada en una arquitectura neutra. De ahí la doble fachada, el atrio, el uso de materiales como el corcho, las placas fotovoltaicas o los pozos canadienses que usan la energía geotérmica.

-Cuál es el lenguaje contemporáneo de la arquitectura.

-Tras unos años de edificios icónicos pensados para ser fotografiados, ahora se reflexiona sobre la arquitectura para los cinco sentidos, pensada para el usuario en su conjunto, para ser vivida como una experiencia.