Actor zaragozano. No tiene pueblo, aunque le gustaría. Lo suyo fue el teatro, la improvisación y el Brainstorming (haciendo honor a su compañía), hasta que la tele se cruzó en su vida. Desde hace año y medio busca ‘Un lugar para quedarme’, en Aragón TV.

-Perdone que empiece por el final... Después de año y medio, ¿ya ha encontrado un lugar para quedarse?

-No lo he encontrado todavía y espero tardar mucho tiempo. Eso querrá decir que el programa funciona. (risas) Eso sí, a estas alturas y después de 67 capítulos y de lo que he conocido creo que, al final, encontraré ese sitio en mi vida privada y lo encontraré en un pueblo. Gracias a este programa estoy conociendo lugares maravillosos.

-Pero, entonces, usted, como yo, no tiene pueblo...

-Mi pareja tiene pueblo, Escatrón. Mis padres tienen pueblo, porque él es de Alcañiz y ella de Canfranc. Pero fueron de estas familias que tuvieron que marcharse de allí para buscarse la vida en las ciudades y dejaron todo atrás; no conservaron ni casa. Así que yo solo he conocido vida de pueblo a través de mis amigos. Eso sí, tengo un barrio maravilloso.

-Dice que este programa fue una sorpresa en su vida. Usted es actor...

-Fue algo casual y maravilloso. Y la respuesta del público, más. En el barrio me paran y me felicitan, aunque la verdad es que nadie dice bien el nombre del programa (risas). Pero sí, yo soy actor. Ya hacía teatro en el colegio. Y fue ahí donde nació mi vocación, particularmente, gracias a uno de mis profesores que hasta habló con mis padres para decirles que esto podía ser una vía. Estudié en la Escuela de Teatro de Zaragoza y luego me fui a Madrid a formarme como clown aunque acabé volviendo y apostando por el teatro.

-Tanto que tiene su propia compañía.

-Y espero seguir mucho tiempo con ella porque el teatro y el cine son dos cosas que me apasionan. Yo conocí a Óscar Castro en la Escuela de Teatro. Cuando volví de Madrid, me lo encontré un día. Él se acababa de montar la sala Extintor en las Armas, en un momento en el que el microteatro estaba funcionando muy bien en la ciudad. Al final, fui a la sala, empecé a trabajar con él y pasábamos tanto tiempo allí que empezamos a improvisar. Así nació Brainstorming, nuestra compañía, que cumple 7 años.

-Y sigue actuando con ella...

-La sala cerró pero seguimos haciendo improvisaciones, sobre todo, en espacios como el Juan Sebastian Bar, que es la cuna de los monologuistas y los cómicos en Zaragoza. Mariano Bartolomé es un grande que sigue apostando por la cultura y por la comedia desde allí.

-Un grande en un terreno complicado. ¿Cómo se vive del teatro?

-Vivir del teatro es muy difícil. El 80% de los actores tiene que compaginarlo con otro trabajo. Yo, en mi caso, con ser presentador de la tele.

-¿Cómo llegó la tele a su vida?

-Lo primero que hice fue una colaboración en un programa que se hacía hace mucho tiempo, en El Fondo Norte, interpretando a un futbolista. Luego estuve haciendo una sección en Reino y corona, y fue así como entré en contacto con la productora de Carlos del Río. Cuando quisieron producir Un lugar para quedarme, me llamaron para hacer el cásting. En principio, fue una alegría, porque había pasado bastante tiempo. Pero cuando supe que me habían cogido, me entró un vértigo tremendo.

-¿Por qué?

-Para empezar, porque yo no soy reportero. ¡Yo soy actor! Es verdad que soy un tipo extrovertido al que le gusta hablar con la gente, pero estaba acostumbrado a trabajar desde los personajes. Además, en ese momento, estaba mi mujer embarazada, no... ¡Embarazadísima! Y, para colmo, estaba grabando la segunda temporada de Playz, para RTVE, otro proyecto maravilloso pero que me tenía inmerso en un rodaje intensivo de un mes. Así que los primeros programas fueron aterradores. Empalmaba 20 días trabajando sin parar

-Y, ¿ahora?

-Ahora lo disfruto muchísimo. A estas alturas, sí, tengo casa en todos los pueblos. ¡Y me dan de comer muy bien! He conocido a gente increíble. Yo recuerdo a José Antonio, un señor que le ponía música al vino. A gente muy auténtica. Yo soy urbanita, me he criado en Zaragoza. Y me ha sorprendido mucha la cantidad de cosas que se hacen en los pueblos. ¡La gente no para de darle a la cabeza! Y cada vez hay más gente que se va los pueblos. En el último programa, en Almudévar, estuvimos con un chico que había dejado Madrid para montarse una quesería. ¡Y era feliz!

-Creo que ahora se lleva bien hasta con el ganado...

-Yo no había tenido contacto con los animales más que con los perros. Porque hasta a los gatos les tengo alergia. ¡Y he descubierto que me encantan las cabras! (risas) ¡No sé por qué! Tienen algo que me inspira confianza.