Nacido en Paracuellos de Jiloca (Zaragoza), en 1959, esús Jiménez Jcomenzó como maestro rural en Sierra de Luna. Ha sido director general, de universidades... y acaba de ser elegido vicepresidente del Consejo Escolar de Estado.

—Enhorabuena por su elección como vicepresidente del Consejo Escolar de Estado. ¿Qué supone para usted? Además no tuvo votos en contra.

—Supone una satisfacción enorme y un gran compromiso no solo con los que me han elegido sino con la comunidad educativa en general. En el Consejo Escolar del estado estamos de todas las comunidades autónomas, asociaciones de padres y madres, están sindicatos, patronales, universidades organismos de la mujer, personalidades de reconocido prestigio... Es mucha gente y que te hayan elegido y por esa mayoría, es una satisfacción tremenda. Y un compromiso por seguir trabajando.

—¿Es un paso lógico porque ya estaba en el grupo de personalidades de reconocido prestigio?

—No sé. El Consejo es muy variado. Es un paso más, sí, pero también una responsabilidad más. Me lo tomo como una responsabilidad y como un compromiso con la comunidad educativa.

—Y es el primer aragonés en el cargo. ¿Qué va a aportar?

—La experiencia que tengo y el sentido común que es lo que hace falta muchas veces en educación para intentar llegar a consensos. En educación solamente se puede avanzar si se va de la mano.

—Se avecina una época complicada.

—Siempre ha sido complicada. La educación siempre es un reto porque forma a las nuevas generaciones. Ahora se suma un añadido con la pandemia que tenemos, con el juego entre presencial y no presencial, pero es un reto más que saldrá adelante porque el profesorado está cualificado, y sobre todo tiene ilusión. Yo tengo mucha después de tantos años. Tengo la misma que cuando empecé de maestro en Sierra de Luna.

—Eso es importante.

—La misma. Estuve unos años ahí y escribí un libro sobre la escuela rural, después llegué a director general, de universidades... pero empecé ahí.

—¿Entiende las críticas por los vaivenes de ratios de 20, de 25, porque se hayan abierto bares antes que escuelas...?

—Que haya diferentes opiniones siempre es saludable. Todos queremos lo mejor y cada uno ha hecho lo que ha podido. Yo creo que en ese tiempo ha habido un excelente comportamiento, sobre todo de los alumnos, después de los profesores, de los directores de los centros, de los que se ha dicho poco; de las familias y de las propias administraciones, que han hecho lo que han podido con errores, como cometemos todos. Y quiero resaltar lo de los alumnos sobre todo en aquellos que tienen alguna discapacidad, porque que han tenido problemas sobreañadidos ya que necesitan el contacto con sus profesores. De eso también se ha hablado poco.

—¿A qué retos se enfrenta ahora la educación y usted en su nuevo cargo de vicepresidente?

—Estamos educando a una generación para el mañana que no sabemos como será pero la educamos con unos instrumentos de ayer o de antes de ayer. Esto es un nudo que tenemos que resolver, hay que anticipar el futuro, pero a veces te puedes equivocar. Es el reto al que se enfrenta la educación en general en todos los países. En España tenemos pendiente una nueva Ley de Educación, que lo importante es que salga con el mayor acuerdo posible sobre todo en los temas fundamentales y para mí hay uno esencial que es currículo escolar. Tenemos un currículo o programa, llámalo como quieras, que es excesivamente enciclopédico y creo que hay que ir hacia lo fundamental: qué es lo que lo que necesita un chico o una chica para poder enfrentarse a los retos del siglo XXI.

—¿Y qué necesita?

—Tres cosas fundamentalmente, saber leer, escribir y contar. Leer no solo se trata de saber leer un texto, se trata de todo el tema de la digitalización, que eso también es leer, es el mundo de la imagen... Escribir es escribir un texto pero también es comunicarse con la palabra; y contar es entender el mundo, que solo se entiende de una forma matemática. Estos son los grandes retos que son los fundamentales para tener competencias para después enfrentarse a situaciones. No se trata de saber más sino de saber emplear mejor lo que ya se sabe y lo que no se sabe, saber buscarlo para tener más conocimientos.

—¿Y esto cómo se logra? Una mayor inversión puede ser una de las patas pero no la única.

—En educación, desde el famoso Informe Goleman, que es de 1980 y tantos ya se decía que no todo es más dinero en educación. Hace falta un suelo importante, y la ley nueva habla del 5% del PIB, que creo que hace falta, pero también hace falta la ilusión por parte de los profesores y la colaboración por parte de la sociedad. Educa la tribu entera dice un aforismo africano. Eso es el Consejo escolar, sirve para unir a la sociedad en un reto tan importante como es la educación, pero educación también para los que somos mayores porque se aprende a lo largo de toda la vida. Cuando se habla de escuela inclusiva es que tú aprendes de mí y yo aprendo de ti. A veces pensamos que la escuela es solo para los niños pero el mundo avanza muy rápido y nosotros no podemos quedarnos atrás. Esto es como la bicicleta, si no pedaleas, te caes.

—Le veo ilusionado y esperanzado con esta nueva época.

—Yo siempre. La gente que me conoce sabe que siempre he tenido la misma ilusión por la educación y creo que se ha avanzado muchísimo. La educación de ahora a la de hace unos años no se parece en casi nada. Mucha gente habla de la educación sin haber pisado la escuela. Ha avanzado muchísimo pero hay cosas que mejorar y ajustar, evidentemente.