Este politólogo y máster en ‘coaching’ ha creado, junto a otros ajedrecistas, el primer juego de escape con caminos alternativos del país, que recomienda para todos los públicos y como herramienta útil en el ámbito empresarial.

—¿Por qué están tan de moda los ‘escape rooms’?

—Porque es un tipo de ocio muy sano y económicamente asequible que los padres, por ejemplo, buscan para sus hijos. O que los grupos de amigos buscan como alternativa de diversión al bar, agradable y adictivo en el buen sentido.

—¿Cuál fue su origen?

—Sociológico. Fue un experimento para ver cómo se reaccionaba en un entorno preparado. Cómo se resolvían los enigmas, a quién le costaba menos, quién era mejor en lógica o en habilidad, o cuál era la respuesta ante al error o a un susto. Se buscaba una respuesta no ya a un juego sino a una situación de laboratorio que esas personas tenían que superar. La ciudad de los escape rooms por excelencia es Budapest.

—Y, ¿en qué consisten?

—En escapar en un tiempo determinado de la habitación en la que estás encerrado, aunque, obviamente, en realidad no lo estás. Para ello tienes que ir resolviendo unos enigmas, a través de los cuales se va desarrollando una historia. Es como una película en la que tú eres el protagonista. Hay muchas variedades de juegos y temáticas.

—¿Y su juego?

—Se llama En la mente de un genio y es el primero en España con caminos alternativos, donde los jugadores cuentan con diferentes opciones a elegir que cambian el relato. La historia comienza cuando el grupo encuentra a un ajedrecista en coma y activa una máquina que les permitirá entrar en su mente, revivir su vida y saber qué le ha pasado. El juego no es fácil, aunque su dificultad es regulable para todo tipo de grupos de 2 a 6 personas, incluidos niños. Estamos en la calle Cánovas, en el local Protagonist. No es una sala de terror, pero sí cuenta con efectos y una multimedia potente que provocan sensaciones para una inmersión máxima.

—¿A quién se le ocurrió la idea?

—La hemos creado un grupo de ajedrecistas, pero la historia nada tiene que ver con el ajedrez. Ya digo que es para todos los públicos.

—¿Qué beneficios aportan este tipo de juegos de escape?

—Uno es el trabajo en equipo y la concentración. En nuestro caso, resulta no solo mental sino materialmente imposible hacerlo solo. Todos los jugadores son necesarios. Y otro es el conocerse mejor uno mismo, porque cada persona es diferente y tiende a ir hacia el juego con el que más se siente identificado, lo que conlleva una cierta especialización. Y lo enlazo con el ámbito empresarial.

—¿A qué se refiere?

—Son especialmente positivos para la empresa para conocer la reacción del grupo a la presión y su evolución ante error. Refuerzan la cohesión de la plantilla y analizan el liderazgo, los roles y el trabajo en equipo. Es decir, sirven para conocer cómo trabaja ese grupo.

—¿Y si el grupo se atasca?

—Para esas situaciones hay un gamemaster. El objetivo es que lo pasen bien y que les suponga un reto intelectual.