El eurodiputado y exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha participado este viernes en Zaragoza en un encuentro con empresas para trasladar su visión sobre el ‘brexit’. «El escenario no será excesivamente dramático», asegura.

—Visita Zaragoza para hablar del ‘brexit’ con los empresarios. ¿Su mensaje es tranquilizador?

—El escenario no va a ser excesivamente dramático y creo que la Unión Europea no va a salir tan perjudicada como se preveía. Más dificultades tendrán ellos. Al final, se les cae la red de acuerdos comerciales que la UE tiene firmada con 50 países, pero ese es su problema. Ellos lo han elegido.

—A las empresas les preocupa sobre todo el tema de los aranceles.

—Lo que ya tenemos claro es que el 31 de diciembre se van. Respecto a la preparación de las empresas es prematuro hablar de eso porque tendrán que adaptarse a un escenario que no está definido. Lo único que hemos aprobado hasta ahora es el acuerdo de divorcio y el acuerdo para el periodo transitorio. El que marcará las relaciones futuras ya se está negociando, pero, de acuerdo a las previsiones de Boris Johnson, no estará terminado hasta el 31 de diciembre de este año. De todos modos ya sabemos algunas cosas porque la única opción que queda es un acuerdo de libre comercio. Yo intuyo que se tirará de la experiencia acumulada y el último que tenemos es el acuerdo de la UE con Canadá. Ese va a ser el modelo, que prevé que el intercambio de mercancías va a estar exento de aranceles en un 92-93%. Más complicado será el tema de servicios y aún más el de finanzas, que es lo que a ellos les preocupa porque el 13% del PIB de la City son productos financieros.

-¿Qué pasará con Gibraltar?

-Tenemos que negociar de forma inmediata ese tema. Si desaprovechamos esta ocasión histórica no seríamos muy listos. Y todo pasa por hacer grandes inversiones en el campo de Gibraltar. Ahora muchos ciudadanos de la zona tienen miedo al cambio. Pero yo creo que tenemos una oportunidad histórica de relanzar esa zona. La renta media en el peñón es seis veces superior a la zona que lo rodea, algo inconcebible. Si esto lo mejoramos se abriría un abanico de oportunidades magnífico. Esa área podría absorber gran parte del comercio que viene desde Suez. También podría ser la base logística de la empresas europeas que van a tener que invertir mucho en Marruecos si no queremos enfrentarnos a un problema de inmigración masiva. La solución que hemos propuesto (doble nacionalidad y un régimen económico especial) sería fantástica y daría trabajo a la gente de forma inmediata. Es inconcebible que en Gibraltar haya una de las rentas más altas del mundo y que el entorno esté condenado al desempleo o a la droga. Eso sí, si no les apretamos no cederán.

-Algunos polítcos conservadores británicos alientan la islamofobia. ¿La situación está tomando un cariz preocupante?

-Los británicos siempre han querido tener un estatus muy especial. Cuando surgió el miedo a los otros, que es lo que explica los grandes populismos, hablaban de recuperar el control de las fronteras para controlar la inmigración. Cameron jugó con fuego al convocar el referéndum al pensar que iba a ganar. Al final perdieron, algo lógico porque cuando llevas toda la vida diciendo que todos los males del mundo vienen de Bruselas pues pasa lo que pasa.

-En España también han arraigado los populismos.

-Cada vez que hay una crisis económica el mensaje populista es un riesgo. Esa idea de que los inmigrantes nos quitan los empleos es muy fácil de vender y es lo que ha pasado. Hay partidos en España antieuropeístas que hablan de soberanía como si estuviésemos en 1700. Ahora ningún país de Europa puede afrontar por sí mismo ninguno de los problemas que tenemos. Ni puede competir en una economía dominada por grandes gigantes, ni afrontar el cambio climático. Estamos en un nuevo mundo

-Mientras se soluciona la inmigración ilegal, habrá que ayudar a los que se ven afectados en primera persona.

-Es un problema sin resolver. La atención a los refugiados fue el fracaso más importante de la UE. No hemos sido capaces de afrontar esto y la solución solo puede ser europea. Todo ello exige una política de cooperación económica con los países de origen para que controlen la inmigración allí. Todo esto tiene mucho que ver con acuerdos de comercio y ayuda al desarrollo.

-Permítame la licencia. ¿Descansa bien por la noche?

-Muy bien, lo que pasa que hay días muy intensos y el lunes fue uno de ellos. A las 8.00 estaba en Espejo Público, luego tuve comité ejecutivo, viaje a Estrasburgo, la preparación de un debate para el canal 24 horas. Llegué al hotel a la 1.30 y me levanté a las 4.00. Cuando duermes tres horas pasa esto. Siento que esos 20 segundos parece que hayan conmovido al mundo. Espero que no se repita. De todas formas, no me preocupa especialmente porque creo que hay que tomarse las cosas muy en serio, pero a uno mismo no tanto. La capacidad de pitorrearse de uno mismo siempre es buena.