Con el título de peluquería bajo el brazo, esta emprendedora abrió en Zaragoza Hair Touch, oasis zen al que acuden estresados, depresivos, sufridores de migrañas o hiperactivos para relajarse con un masaje capilar.

—Un centro de bienestar y relajación basado en el masaje del cabello. ¿Nos lo puede explicar?

— No se trata de una peluquería ni de un centro de masajes o spa, sino, más bien, del disfrute de los sentidos enfocado al bienestar y a la relajación. Cuando realicé el plan de negocio y viabilidad solo encontré algo similar en algunos aeropuertos internacionales y en la India, pero tampoco es lo mismo. Incluso para mí es complicado definirlo. Si digo que son mimos y caricias se puede malinterpretar. Por eso, lo que más se acerca es la relajación a través del cabello.

—Han anunciado que pronto llegarán a España una especie de cápsulas para echar la siesta en los aeropuertos. El descanso y la relajación crece como nicho de negocio.

— La gente va muy acelerada y muchos no le dan importancia al estrés hasta que tienen un susto. En el caso del masaje capilar, va más allá de lo meramente placentero, ya que el reactivar la circulación sanguínea no solo ayuda a no perder el cabello, sino que es bueno para las personas que sufren migrañas o jaquecas, por ejemplo.

—¿Cuál es el perfil de su clientela?

— Desde niños hiperactivos o jóvenes que están en edades difíciles y las madres los traen para que se relajen y tengan su momento de calma a, sobre todo, trabajadores con mucho estrés. La mayoría son abogados, profesores y empleados de banca, tanto hombres como mujeres. También personas muy tensionadas por algún problema o depresivas. Hay quien no puede desconectar y no duerme, y aquí encuentran el lugar perfecto para ello.

—¿En qué consiste una sesión de este tipo de terapia?

-Las sesiones duran unos 50 minutos y pueden adaptarse a las necesidades de cada cliente. Empezamos tomando un té de cinco minutos para que la persona se desestrese y, si lo necesita, se desahogue y cuente, por ejemplo, que no encontraba aparcamiento y que por eso llega tan alborotado. Con las persianas bajadas y música de ambiente lo paso a una silla ergonómica de masaje de espalda, donde trabajo el cabello en seco con los dedos y un pulpo masajeador y masajeo los hombros, brazos y parte superior de la espalda, reafirmando la circulación de esta zona. Pasamos a lavar el cabello y con el pelo mojado trabajo otro masaje tipo peluquería que lo extiendo a la cara y lo aplico con luz infrarroja para añadirle calor. Para el secado, solo utilizo los dedos, nada de cepillos. Pero cada cliente personaliza la sesión y prima lo que más le gusta o necesita. Hay quien viene a minisesiones de media hora en seco y quien se sienta en postura de yoga y medita.

—¿Cómo se le ocurrió?

— Iba a las peluquerías y les pedía que estuvieran un poquito más con el masaje, pagando lo que fuera, pero tenían el tiempo estipulado para cortar o teñir y no podían. Y pensé, ¿por qué no lo monto yo? Lo he puesto lo más agradable posible, con aromas y música ambiente para que uno descanse e incluso duerma mientras le tocan la cabeza, a la manera de como se acaricia a un bebé.