Le avalan su trayectoria científica y académica. Catedrático y subdirector del Instituto de Nanociencia de Aragón, es un apasionado de la divulgación. Su última propuesta irá directa al paladar: nanotapas

—Lo primero de todo: explique qué es eso de las ‘nanotapas’.

--Los cinco sentidos y la nanotecnología es un proyecto de divulgación, financiado por la cátedra Samca y la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT) que termina este año. El reto era visualizar la nanotecnología a través de los sentidos. El primero fue el oído, y con el profesor José Ramón Beltrán, que pone música a las estructuras, escuchamos en un concierto cómo sonaban. Las vimos a través de una exposición de estudiantes de la escuela de arte de Teruel. Con el tacto el público pudo entender cómo se palpan los átomos gracias a los instrumentos con los que contamos. El olfato lo centramos en una nariz electrónica. Y en el gusto, en breve presentaremos en un showcooking en un restaurante de Zaragoza las nanotapas.

—Está claro que la nanotecnología puede aplicarse a cualquier campo.

—Lo primero que quiero decir es que la nanotecnología no es para nuestros nietos. Está muy presente en nuestras vidas. En internet podemos encontrar del orden de 9.000 productos comerciales fabricados con nanomateriales. Estamos hablando de tejidos que matan bacterias al contacto; de cristales que se limpian solos al repeler la suciedad; pelotas de tenis de larga duración; tapicerías de coche antimanchas; bicicletas plegables ultraligeras; preservativos que además matan los virus del sida…

—Impresiona el volumen de mercado.

—En el 2018, estos productos han alcanzado los 4 billones de dólares de valor de mercado mundial. Realmente estamos ante una revolución industrial, más importante incluso que las anteriores. Y que además afecta a todos los campos. En salud, por ejemplo, ya hay fármacos anticáncer en el mercado que por el mero hecho de fabricarlos de forma nanoparticulada se acumulan mejor en los tumores y reducen los efectos secundarios.

—¿Algún producto made in Aragón?

—La empresa Samca ha sacado un tejido, Novarel, que contiene nanocápsulas que se pueden cargar con vitaminas o aloe vera o cosméticos y que se liberan y enriquecen la piel de quien, por ejemplo, lleva una camiseta. O el proceso antifalsificación, patentado, que marca un producto con unas nanopartículas para impedir la copia. Aragón tiene la inmensa suerte de contar con varios centros que hacen nanotecnología y también con los mejores microscopios del mundo que nos permiten ver lo que fabricamos. Estamos en cabeza, junto con Cataluña y Madrid.

—Su interés por la investigación es notable. Tiene dos docenas de patentes. Pero también es escritor y monologuista.

—Pertenezco al grupo de monologuistas científicos Risarchers y participo en otros ciclos divulgativos, como el de Ciencia y Música. Y es verdad: el año pasado publiqué Akademeia, una novela sobre la pasión que despierta la investigación, quizás hasta llevar al crimen. Está teniendo muy buena acogida.

—Habrá una segunda novela

—De momento no. Pero, ¿quién sabe? voy recogiendo ideas…