Editor de moda y estilista en la revista ‘Neo2’, consultor de Mans Concept Menswear... Esta semana cerró el ciclo ‘Confluencias’ de moda contemporánea que, durante meses, han organizado Ibercaja y el Centro de Diseño Hacer.

Cierra usted el ciclo ‘Confluencias’, que considera que la moda se nutre de diferentes corrientes artísticas.

—Siempre ha sido así. Hace falta una carga cultural muy grande para entender la moda. La moda es y siempre ha sido una suma de todo tipo de corrientes artísticas, desde la música al cine. Todo inspira a la moda y la moda inspira a todo.

-De hecho, movimientos sociales, como la liberación de la mujer, han tenido su reflejo en nuestra forma de vestir.

-Soy profesor en dos escuelas, en Madrid y en Barcelona, y en mis clases siempre incluyo módulos de historia de la moda. Defiendo que la historia de la moda está marcada por la historia de la vida.

-En este ciclo habla usted de cómo se crea una tendencia...

-Es muy diferentes hablar de macrotendencia, como el uso de denim, que es algo que existe, que tiene que ver con una época y que perdurará durante años; o de microtendencias, como cuando te dicen que ahora se lleva el flúor. Eso es algo absurdo. Hoy en día la tendencia tal cual nos la venden no me la creo. Yo, que estoy dentro, sé que es algo generado para vender más. Cada uno puede ir como quiera y disfrutar la moda. Yo siempre animo a todo el mundo a divertirse vistiéndose.

-Es decir: ¿las microtendencias tienen que ver con formas de consumo?

-Claro, nacen para vender prendas en líneas low cost y generar más y más consumo. Pero ese tipo de consumo tiene un precio. El precio lo vamos a pagar en unos años. Ya lo estamos pagando, por la cantidad de residuos textiles que estamos generando. ¿Qué va a pasar dentro de unos años? Es necesario consumir cinco pares de vaqueros al mes? No. Consume uno, de buena calidad, que se fabrique de una manera responsable, cuidando el agua... Eso es el futuro de la moda. Me preguntaban en la radio si eso no es más caro. Y no. Si te compras cinco vaqueros de veinte euros, te puedes comprar uno de cien.

-¿Cómo decidió usted que este era su mundo?

-Llevo leyendo revistas de moda desde que tengo uso de razón. Y a partir de ahí empecé a trabajar en tiendas, pasé a gabinetes de prensa y empecé a ver el trasiego de estilistas y editores de moda... Me cautivó. Después fui autodidacta. Hice un máster en moda, pero no aprendí nada que no supiera. El resto, lo que he conseguido, lo he logrado trabajando.

-¿Cuáles son sus señas de identidad como estilista?

-Creo que un estilista tiene que hacerte soñar. Es lo que siempre han hecho las revistas. Y, para hacerlo, mi seña de identidad es la mezcla. Me atrevo con cualquier mezcla y creo que consigo que funcione. Desde que estoy en la revista Neo2, hace cuatro años, he evolucionado muchísimo. Empecé queriendo hacer editoriales con vestidos de tul y pedrería y ahora solo quiero zapatillas y chándal.

-Cuando cambia un editorial de moda por un aula, ¿qué intenta transmitir a sus alumnos?

-Las ganas de aprender. En esta profesión, tienes que estar aprendiendo todos los días.