«Nací aquí y me moriré aquí», dice esta orgullosa aragonesa que, a los 41 años, se acaba de convertir en la primera mujer en presidir la Asociación de Ginecología y Obstetricia de Aragón.

—¿Tenía ganas o la empujaron?

—Me empujaron y yo me dejé empujar. Me lo propusieron como una oportunidad para renovar la asociación con gente más joven, me dijeron que me apoyaban, que tal… y al final me dejé.

—¿Quizá también el compromiso?

—Sí. Trabajo en el Miguel Servet, en Quirón y estoy en la Junta de la Sociedad Española de Menopausia. Así que comprometida estoy. Y soy muy de la tierra. Nací aquí, viviré aquí y me moriré aquí. Me gusta defender lo nuestro y que haya una asociación en Aragón me enorgullece. Me lo propusieron y al principio me eché un poco atrás por la falta de tiempo, pero enseguida me di cuenta de que en Aragón se pueden hacer muchas cosas.

—¿Por ejemplo?

—Voy a apostar mucho por la formación acreditada, por la formación a Primaria y por acercarnos un poco a la mujer, que seamos accesibles.

—¿A qué se refiere?

—Tenemos una web que no es muy accesible para las mujeres. Queremos cambiarla para que allí encuentren un apartado donde mostrar sus dudas e inquietudes.

—¿Van rezagados en tecnologías?

—La medicina va un poco a remolque de las nuevas tecnologías. Hay gente que tiene su blog o su Twitter, pero en general vamos por detrás. Tenemos que estar ahí. Si no estás, no te ven; y si no te ven, no existes. Con el doctor Google hay demasiada información y demasiadas páginas que no siempre tienen rigor científico. Luego llegan a la consulta con dudas que no tienen ningún fundamento.

—¿No era un poco raro que no hubiese habido ninguna mujer presidenta de una asociación de ginecología?

—Sí, pero no le doy demasiada importancia. En el mundo hospitalario, hoy en día tres de cada cuatro somos mujeres. Era la evolución natural, tenía que llegar.

—¿Cree que puede aportar cosas diferentes por el hecho de ser mujer?

—Creo que no, y lo digo de corazón. Hay una corriente profeminismo que en ciertos ámbitos está muy bien, pero la igualdad es la igualdad y tampoco hay que incurrir en la discriminación negativa hacia el varón. Tenemos ginecólogos buenísimos, muy profesionales, que lo pueden hacer igual de bien que yo.

—¿Qué le gustaría conseguir ya?

—Vamos directos a por la formación; después, a las redes; y luego, a tratar de que toda la asistencia en Aragón pueda ser homogénea.

—¿Le preocupan las más débiles?

—Hay una estrategia contra la violencia de género que se está haciendo con la DGA. Dos personas de la junta ya están en ello y creo que va a salir. Hay que tener en cuenta que el ginecólogo es muchas veces la puerta de entrada de un agresión sexual. Así que debemos estar ahí y es factible.

—¿Tiene algún sueño?

—No. Me conformaría con volver aquí dentro de cuatro años y decirle que estoy orgullosa con lo que hemos hecho, que nuestro trabajo ha repercutido para bien en la salud de la mujer.