Directora artística del proyecto Orquesta Escuela, afincada en la Harinera y que, además de una Biblioteca de instrumentos, cuenta con una orquesta para menores en riesgo de exclusión compuesta por 70 niños.

—¿Qué es la Orquesta Escuela?

—Empezamos con la motivación de conseguir que la cultura de la música clásica fuera accesible a todo el mundo y en base a ello hemos ido creando diferentes proyectos para conseguir este objetivo.

—¿En qué se traduce?

—En diversas propuestas como la Biblioteca de instrumentos que tiene sede actualmente en la Harinera donde la gente puede traer instrumentos y nosotros los restauramos para cederlos a instituciones y colegios o chicos que no pueden comprarse el instrumento y también en la Orquesta Escuela Social destinada para menores en riesgo de exclusión.

—¿Qué es esa orquesta?

—En la Orquesta Escuela Social los chicos que llegan vienen enviados por los servicios sociales que son los que nos hacen de contacto con las familias que están en este tipo de situaciones de vulnerabilidad. Si les gusta y quieren continuar ensayamos mínimo dos horas a la semana. Desde que tocan dos o tres notitas ya se ponen a tocar con toda la orquesta.

—Y ahí también entra la Biblioteca de instrumentos, intuyo.

—Nuestros proyectos están relacionados entre sí porque sin la biblioteca y los recursos materiales para hacer este proyecto sería imposible que los niños pudieran aprender música. Por ejemplo, un contrabajo de gama básica vale 1.000 euros, es imposible que una familia con problemas pueda acceder a él.

—¿Qué beneficios obtienen los niños?

—Hay un objetivo obvio que es que conozcan la cultura y la música clásica pero para nosotros lo principal es el aprendizaje cooperativo que se llevan porque la metodología se basa en que se aprende de manera no verticalizada. Es decir, aprenden en grupo, de los compañeros, de los voluntarios, de niños más mayores y ese aprendizaje de que el esfuerzo individual está al servicio de algo colectivo me parece más importante que aprender a tocar el Himno a la alegría.

—¿Qué les ha supuesto la Harinera?

—Hemos dado el salto cualitativo que necesitábamos. Hemos podido tener un espacio físico donde reunirnos, recoger los instrumentos, ensayar… y tener una comunidad que te apoye y te ayude a entender lo que es la cultura comunitaria.

—Tienen abierta una campaña de ‘crowdfunding’...

—Hemos superado la primera ronda y ahora estamos en la segunda fase para poder financiar los ensayos y para poder viajar del 15 al 19 de junio al Encuentro Europeo de Orquestas Infantiles Sociales en Suecia con 40 niños. Aunque hay financiación europea, tenemos que poner nuestro pequeño esfuerzo económico para que todos estos chiquillos con situaciones complejas tengan la oportunidad de disfrutar junto con más de 2.000 niños dirigidos por Dudamel.

—¿Tienen ya planes de futuro?

—A la vuelta de vacaciones pondremos en marcha nuestro nuevo proyecto, una obra de encargo al dúo Vegetal Jam que nos va a componer una suite orquestal, Río, específica para los niños de la orquesta y la estrenaremos en Navidad.