Ha recorrido el mundo como cantadora de jotas, es maestra y hasta tiene un grupo de rock. Como artista del Plata, revivió su amor por Édith Piaf, a la que acaba de dedicar un disco homenaje que presentó esta semana en el mítico cabaret zaragozano.

-No sé cómo definirla. Es cantadora de jota, tiene un grupo de rock... Y ahora lanza un disco homenaje a Édith Piaf.

--¡Soy cantante! Amo la música y me da igual el género.

-¿Detrás de este disco hay una historia?

-¡Y un proceso largo! Yo me enamoré de Édith Piaf hace mucho tiempo. Fue un flechazo. Y aún recuerdo el momento. Yo volvía del colegio y su rien de rien estaba sonando en la radio de un bar de Torrero, mi barrio. La puerta estaba abierta y yo me quedé ahí, escuchando. Luego, empecé a estudiar francés y cayó un dosier de su vida en mis manos. Y conocí el personaje detrás de sus canciones: una mujer impresionante, que contaba la historia de su vida. Llegó un momento que me empezó a invadir. Yo era maestra e hice incluso alguna unidad didáctica sobre su figura. Y, cuando llegué al Plata...

-¿Qué ocurrió?

-Que empecé a cantar allí sus canciones y nunca imaginé que fueran a gustar tanto. Fue entonces cuando pensé que le debía tanto a Édith Piaf que debía preparar algo en su honor. La primera vez que pensé en esto fue en su centenario. Han pasado más de dos años desde que creamos la idea hasta que encontramos el lugar idóneo para grabar el disco. Al final, ha sido en un pequeño estudio de Mas de las Matas, con Juan Carlos, de Masterlogic, que es un tipo genial.

-Ahora ha lanzado el disco, pero la idea es generar un homenaje con la gente que le acompañó en la presentación.

-Sí, quiero prepararlo con los que estaban, Sabina Ardozáin, Carlos Aliaga, Amparo Baró y algún músico más, un espectáculo homenaje que incluya también sus textos. Algo un poco más dramatizado. Ahora mismo estamos preparando la estructura de lo que queremos hacer.

-Amparo Baró, que es la sobrina de la actriz Amparo Baró... Y que fue un descubrimiento en su presentación.

-Es extraordinaria. Es actriz y amiga. Y, fíjate: fue cuando falleció su tía cuando decidió volcarse más en la interpretación.

-Ese día, llenó el escenario de rosas azules, por una anécdota muy divertida que tiene que ver con Édith Piaf.

-A ella le encantaban los ojos azules. Se pirraba por ellos. Y a todos sus amantes los vestía de azul. Dicen que el día de su muerte aparecieron todos sus amantes en su funeral luciendo ese mismo color, en su honor.

-He dicho al principio de la entrevista que usted es varios personajes en uno.

-Estudié Magisterio, con varias especialidades, musicoterapia... La docencia me gustaba mucho, y eso que empecé a estudiar tarde, porque antes fui recepcionista, dependienta y hasta cosía. Mi vida en la universidad empezó tarde. ¡Tanto que me fui de Erasmus con más de 40 años!

-Y, ¿cuándo empezó a cantar?

-Mira, yo vivía en la calle Monterregado. Y los vecinos me pedían canciones por el patio de luces. Incluso me decían a qué hora llegaban de trabajar para que a esa hora les cantara lo que me pedían. Y cuando me casé empecé a cantar jota de verdad.

-¡Su tía es Mercedes Cartiel, una pedazo de cantadora! Y usted lo ha sido durante mucho tiempo.

-Sí, pero a Mercedes la conocí ya de mayor, cuando estaba estudiando con María Pilar de las Heras y mi tía se enteró de que yo cantaba jotas. Pero fíjate que cuando yo llegué a la Escuela de Jota solo me sabía La fiera, que reservaba para las noches de juerga. La he cantado hasta en un taxi a cambio de que me saliera gratis la carrera (risas). Después, me formé y fui parte de varios grupos: Carallana, Raíces, Renacer... Estuve 10 años haciendo recitales y moviéndome por un montón de sitios, desde China a Turquía, con la jota.

-Fue la época del renacer del género.

-Recuerdo que, cuando estudiaba jota, los de lírico te miraban como de otra manera. Hasta hace nada, la teníamos muy olvidada. Eso ha ido cambiando.

-Lo más divertido es que también tiene un grupo de rock.

-¡GDR! Antes decían que eran las siglas de Grito de Rabia, pero también son las de Grupo de Rock. Los quiero mucho pero ya no estoy en el grupo. No me da la vida. Pero yo también estoy preparando otro disco de rock, con una asociación que hicimos mi marido y yo que se llama Baturrock. Ahí me tienes componiendo.

-Y seguirá en el Plata.

-¡Estoy absolutamente platerizada! (risas) Ha sido un antes y un después en mi vida y un sitio que me abrió las puertas con más de 50 años, que no es fácil. Cada día que actúo lo hago como si fuera el último. Allí tenemos una canción que dice «si quieres jugar, podrás vivir una y mil vidas». Y es verdad.