Neuróloga del Clínico. Premio Cerebro de Oro de la Asociación Ictus de Aragón por su labor en la atención a esta enfermedad, primera causa de muerte en mujeres, y en divulgar la importancia de ir a urgencias rápidamente.

—¿Qué conocemos sobre el ictus?

—No tanto como quisiéramos. Hay un porcentaje muy alto que ni siquiera conoce los síntomas de alarma, que es básico para acudir a urgencias. Llevamos muchos años trabajando pero seguimos estando muy lejos de los cardiólogos, en el sentido de que cuando uno tiene un dolor en el pecho no se lo piensa y va a urgencias. Pero si tiene un síntoma sugestivo de un ictus, la mayoría de las veces dice ‘a ver si se me pasa’ o ‘me voy a dormir a ver si mañana estoy mejor’.

—¿Cuáles son esos síntomas?

— Los más habituales, que se tuerce la boca, una asimetría facial; que pierdas fuerza y/o sensibilidad de un brazo y/o una pierna; que pierdas la visión de un ojo; que tengas un dolor de cabeza súbito, el peor de tu vida; que tengas una visión doble, o la pérdida de la capacidad de hablar o entender.

—¿Qué hay que hacer?

— Llamar al 061 o acudir a un servicio de urgencias de inmediato para confirmar si estás sufriendo un ictus y beneficiarte de las posibles terapias. Los neurólogos tenemos un lema: Tiempo es cerebro.

—¿Cuáles son los factores de riesgo?

— Se dice que el 90% de los ictus se explica con diez factores de riesgo, muchos de ellos prevenibles y ligados a un estilo de vida no saludable, como el tabaquismo, alcohol, sedentarismo y obesidad, todo ello relacionado con una dieta no adecuada; la hipertensión, diabetes, problemas de arritmias cardiacas y el aumento del colesterol. Hay un 10% que se liga a factores genéticos u otros factores no modificables, como la edad y el sexo. Lo más efectivo para controlarlos es dieta y ejercicio, más que cualquier otra medicación, que obviamente debes tomar si has sufrido un ictus.

—¿Cómo es la vida después del ictus?

—Dos tercios tienen secuelas. De ahí nuestro interés por que se acuda cuanto antes a urgencias, porque si salvas cerebro la discapacidad secundaria es menor. Algunas de estas secuelas te permiten hacer una vida casi normal y otras no, tienes que reaprender a hablar, caminar o utilizar los cubiertos.

—¿Por qué ataca más a las mujeres?

—Lo hace más a partir de los 75 años. Hasta entonces, en el hombre pesan los factores de riesgo ligados a estilos de vida no saludables, como el tabaco o el alcohol. A partir de esa edad, la tendencia se invierte. Las mujeres vivimos más y con la menopausia, el efecto protector de las hormonas desaparece, y somos más las que terminamos con un ictus.

—Primera causa de muerte de la mujer.

—Sí. Acudimos menos y más tarde a urgencias porque hay que hacer la cena, cuidar a la familia... Y ese retraso implica que los ictus sean más graves.

—¿Qué consejo daría a las mujeres?

—Cuidarse. Más ejercicio, dieta y tomar correctamente los fármacos recomendados. Las mujeres tenemos más tendencia a la obesidad, que se asocia al aumento del colesterol y diabetes, el llamado síndrome metabólico. Con lo que sumamos factores de riesgo. El mejor tratamiento es la prevención.