Catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad de Zaragoza y doctor honoris causa en Francia, hace más de 30 años que Manuel Silva publicó en España el primer libro de investigación robótica, donde ya hablaba de la inteligencia artificial.

-Acaban de concederle el premio nacional del Comité Español de Automática. ¿Qué es la automática?

-Es una disciplina que intenta que los sistemas funcionen solos. Por ejemplo, una central hidroeléctrica del Pirineo, que en lugar de tener a dos o tres personas se automatiza y se puede controlar desde Zaragoza. Eso permite muchas ventajas, como las deslocalizaciones o el uso de robots para trabajos muy penosos, pero también la homogeneidad. En los años 60 no era lo mismo comprar un 600 de un miércoles que de un lunes, este último tenía más fallos. Además, la automática hace posible lo que se pensaba imposible. Hay sistemas que son tan rápidos que los humanos no somos capaces de atenderlos, o, siendo más lentos, no somos capaces de mantener la atención durante toda la jornada de trabajo.

-Y, ¿qué significa este galardón?

-Un reconocimiento a la labor. Cuando vine a Zaragoza, en 1978, era como el Rey Sol, porque el departamento era yo. Pero el equipo ha ido creciendo y hay un grupo de automática reputado internacionalmente en dos grandes líneas complementarias: el control de sistemas discretos (el semáforo o el ascensor), y la robótica, que es un medio para la sustitución de operarios.

-Estamos hablamos de robots, ¿no?

-Sí. La robótica elemental es la reproducción de movimientos y la inteligente, entre comillas, es la que es capaz de interpretar el entorno. Si tu sueltas un robot en un pasillo y le dices que tiene que apagar un fuego, el propio robot lo va interpretando y busca dónde está el problema para ir a resolverlo.

-Si a esa inteligencia artificial le damos el control autónomo sobre las cosas, ¿se volverá contra nosotros? ¿Tendrían que cumplir los robots las leyes de Asimov: no hacer daño a un ser humano, cumplir las órdenes dadas por los seres humanos y proteger su existencia?

-(Ja, ja) Bueno, sí, es una boutade. Los robots no están pensados para eso. Per se no pueden. Pero si se vuelven contra nosotros es porque lo hemos programado así, alguien tiene que haber puesto un código. Aunque hay robots que dan la sensación de que tienen sentimientos no los tienen, están fingiendo en función de las características que están percibiendo y se adaptan para parecer. Todo está programado. Por eso son muy importantes los métodos formales o técnicas de tipo matemático para demostrar que van a funcionar correctamente.

-¿Y el problema de los virus?

-Habrá que colocar firewalls o pantallas para que el riesgo no las cruce y si las cruza, lo haga disminuido. Pero el problema estará ahí siempre.

-Robots versus paro...

-Se pierden puestos de trabajo directos de baja cualificación, que se sustituyen por otros de mucha cualificación. Pero, ¿qué ocurre si no robotizo mi empresa? Puede que acabe cerrando. Por otro lado, si robotizo ya no pago los impuestos de 50 o 500 trabajadores. No se puede, como se dice en Aragón, soplar y sorber a la vez, es decir, no tener un sistema impositivo pero mantener el sistema social. Faltan líderes políticos para encarar el cambio que estamos viviendo.