Jefe de Deportes de Aragón TV y presentador de ‘La jornada’, estos días cambia el balón por el hábito para compartir la tradición de siglos de sus Nazarenos. Aunque para penitencia, admite, «lo del Real Zaragoza».

-¿Por qué nazareno?

-Tiene su anécdota. Yo iba a Corazonistas en la época en que el colegio aún mantenía un hilo de relación con La Columna. En Jueves Santo iba a ver su procesión por Independencia y cuando tuve cierto uso de razón les dije a mis padres que quería tocar el tambor, y que quería tocarlo, con ese idioma de niño, con los rojos y blancos. Mi madre, que había nacido en la calle Heroísmo, me contestó: ‘Hijo mío, yo te compraré un tambor y un hábito, pero mientras yo lo pague será morado’. Así me convertí en nazareno.

-¿No tiene tradición familiar entonces?

-No, pero me enamoré de la Semana Santa cuando oí el primer tambor. Yo era aún bien pequeño y mi abuelo me hacía capirotes con cartulinas de colores.

-¿Cuántos años lleva?

-Me apunté a la cofradía con 9 años. Siempre he salido con tambor excepto un año que llevé el estandarte. Dio la casualidad de que ese año hacía muchísimo viento. Soy bajito y no tengo gran fuerza física, así que no salí volando de milagro (risas).

-¿Qué distingue a los Nazarenos?

-Un especialista de la Semana Santa española hizo un estudio serio en el que revelaba un problema de Zaragoza. Decía que había mucho futuro, pero que le faltaba pasado y que aquí era muy difícil poder ir a rezar a sus imágenes fuera de Semana Santa. Una de las cosas que salvó fue precisamente la tradición de la devoción al Nazareno, al que sí se puede acudir cualquier día. De hecho, lleva 75 años en San Miguel de los Navarros. Destacaría eso de mi cofradía, la tradición y la humildad de la gente que sale, que vive con un fervor espectacular la devoción al Nazareno.

-¿Cómo ve la Semana Santa?

-No me quiero meter en líos políticos, pero creció muchísimo con Belloch como alcalde y ahora está en un momento de congelación. Salvo casos concretos de hermandades muy ligadas a colegios, las cofradías han dejado de crecer. Habría que darle una vuelta. No soy partidario de cambiar escenarios, pero sí de dotarle de un punto de espectáculo, siempre respetando la devoción y la tradición.

-¿La Semana Santa en TV funciona?

-Mucho y muy bien. Tengo el honor de haber estado desde el primer año, cuando Pepe Quílez me llamó para que le diera dos o tres ideas. La gente no creía mucho, pero funciona y muy bien. El que se sienta a verla ya no cambia de cadena.

-Para penitencia, la del Real Zaragoza.

-El domingo me tocó procesionando. Uno que iba tres filas delante llevaba un reloj con alertas y en una estación de penitencia levantó una mano con un dos y, seguidamente, puso el pulgar hacia abajo. ¿0-2? No me lo podía creer. Pero sí, así fue. Y sí, para penitencia lo del Zaragoza. Yo estoy muy muy muy preocupado.

-Dicen que va a haber muchos cambios en el club este verano. ¿Se lo cree?

-Me lo creeré cuando lo vea. Yo estaba convencido de que los cambios se iban a dar el verano pasado. Lo viví de cerca y lo creía. Hace un mes y pico también. Pero ahora ya no lo veo tan claro, y algo habrá que hacer porque la fórmula es un fracaso y algún año no sonará la flauta.