Licenciado en Derecho y docente. Durante años fue gerente del Colegio de Abogados de Zaragoza. Ha publicado Zaragoza, la ciudad del viento donde reivindica el patrimonio de la ciudad y su relevancia histórica.

-Habla en ‘Zaragoza, la ciudad del viento ‘de muchas Zaragozas, la cristiana, la musulmana… ¿es quizá la íbera la que más desapercibida ha pasado?

-La más desconocida, probablemente, sea la Zaragoza visigoda, de la que no hablo prácticamente porque no hay casi nada. De las que mencionó la íbera es la más antigua y desconocida, sí.

-Los restos romanos abundan en la capital pero cuánto conocemos de lo que realmente fue?

-Aparte de la muralla, y del anfiteatro, poco más se conoce. Creo que mucha gente desconoce que se pueden visitar los restos del antiguo puerto fluvial en la plaza de la Seo, o no identifican que la calle Mayor, Manifestación y la calle Don Jaime eran las principales vías de la ciudad. Hay un conocimiento global pero poco de lo que puede verse en ella.

-¿A qué se debe esta falta de patrimonio arquitectónico?

-Hay que tener en cuenta que la desaparición de la ciudad renacentista y las del siglo XVI y XVII, que es la que más restos podría tener, se debe a la Guerra de la Independencia, que arrasó el centro de la ciudad y desaparecieron muchos palacios, aunque quedan otros. No solemos valorar lo nuestro y confundimos antiguo con viejo. En aras de la modernidad se han dejado destruir muchas cosas. Un buen ejemplo es la antigua universidad en la plaza de la Magdalena, que era un edificio precioso que se dejó caer o la capilla Pedro Cerbuna, de la Biblioteca de la universidad.

-Fue, Zaragoza, un punto neurálgico y de transición en el pasado

-Basta con mirar un mapa para comprenderlo, está en un punto de cruce del río más caudaloso de España, el Ebro. Era equidistante de todo, imprescindible para ir a todas partes de la península, un cruce de caminos fundamental.

-¿A pesar de ello ya no lo es?

-El sistema de comunicaciones ha cambiado mucho hoy en día. Zaragoza, como capital de Aragón y su millón de habitantes, pesa poco frente a vecinos potentes como Cataluña, que tiene más de seis millones y su pujanza industrial o País Vasco. No está concebido Aragón para tener una conexión con Europa, lo único que había era la estación de Canfranc y está abandonada. No toda la culpa es nuestra, por parte de Francia no ha habido excesivo interés.

-El último capítulo se titula ‘La ciudad desaprovechada’

-Desaprovechada por eso, porque creo que Zaragoza podría dar más. Se habló de que el aeropuerto podía ser una base importante para el desarrollo comercial del aeropuerto de Barajas o de El Prat, para tener un tráfico aéreo que estaba colapsado en esos aeropuertos, además de las mercancías.

-También se ve reflejado en el talento local, nombra por ejemplo a Luis Buñuel

-Es un mal propio de esta tierra. Por encima del carácter que tenemos, de la nobleza aragonesa, etc, creo que en el fondo hay un sentimiento de inferioridad respecto a vecinos muy fuertes. Uno se asombra de los aragoneses que hay por el mundo desarrollando capacidades. Aqui tenemos a Buñuel o a Francisco Goya. En Barcelona han desarrollado toda la industria alrededor de Picasso, que era malagueño y desarrolló su vida en París. Si tuvieran un Goya ahí ¿qué habrían hecho?