Directora del documental La mujer que soñaba con números, que descubre la figura de la aragonesa María Andresa Casamayor, autora del primer texto científico escrito por una mujer en nuestro país. El documental, que este viernes puede verse en Ibercaja Patio de la Infanta, a partir de las 18.45 horas, está financiado por Aragón TV, Gobierno de Aragón, Diputación Provincial de Zaragoza y Ayuntamiento Zaragoza. Este miércoles se proyectó para un grupo de alumnos de la ESO y este jueves, en la Biblioteca Nacional en Madrid, donde asistió la ministra de Igualdad, Irene Montero, que quiso felicitar a la directora del documental por el largometraje y a los muchos científicos y científicas de distintas instituciones públicas. "Este documental es un homenaje no solo a Andresa Casamayor y las muchas anónimas perdidas a lo largo de la historia, sino también al sistema público que construye conocimiento y fomenta que otros y especialmente otras sigan esta estela de

pensamiento, reflexión y experimentación que es fundamental para el futuro de la sociedad", destacó la ministra.

-Lo primero de todo, ¿Andresa o Andrea, nombre por el que se la ha conocido hasta ahora?

-Es la pregunta del millón. En su partida de nacimiento pone Andresa pero no se encontró hasta el año pasado por la investigación que se estaba llevando a cabo por el documental. Hasta entonces todo el mundo que hablaba de ella la nombraba como Andrea porque un contemporáneo suyo, Félix Latassa, la nombró en una enciclopedia que escribió sobre escritores aragoneses; y ahí aparece Andrea. Gracias a él sabemos que el libro es suyo, aunque lo firmó con un seudónimo masculino. ¿Por qué la llamó Andrea? No sé, igual es una cuestión de usos...

-En el documental, ¿usted cómo la llama?

-Aparece de las dos maneras, porque cuando empezamos a grabar el documental aún no se sabía lo de su partida de nacimiento, por lo que todas las referencias que se hacen a ella son como Andrea; y al saber el dato de que ella nació como Andresa, utilizamos Andresa. En mi opinión, los dos nombres son importantes, son válidos porque Andresa y Andrea son el femenino de Andrés.

-¿Y quién fue esta mujer que soñaba con números?

-Fue una zaragozana, que nació en 1720, cuando España acaba de salir de la Guerra de Sucesión y Zaragoza había estado en el lado perdedor con los Austria. Su padre es de origen francés, se casa y viene a vivir a Zaragoza, al lado del Pilar, que entonces estaba en obras. Ella nace ya aquí. Él era comerciante y no se sabe cómo pero ella debía ser una chica a la que le interesaban los números porque con 17 años escribe el libro Tyrocinio Arithmetico. En aquella época a las mujeres no se las educaba. No existía la educación gratuita y las pocas que recibían educación eran de clase alta porque se podían pagar tutores. Ella de alguna manera se formó porque escribió un libro, aunque sea un manual básico, pero para escribir de matemáticas tienes que haber recibido una formación. Por eso se especula que pudo tener un tutor, un amigo de los padres, un sacerdote... Ella decide que quiere escribir un libro y publicarlo.

-¿De qué trata?

-Es un manual básico de operaciones matemáticas, sumar, restar, multiplicar y dividir, operaciones dirigidas a que otros comerciantes pudieran manejarse porque es una época en la que no solo las mujeres no recibían educación, si no que nadie recibía educación; y además, la gente normal no tenía un acceso fácil al papel. Entonces las operaciones las tenían que hacer de cabeza, lo cual te complica más las cosas. Ella vio esa necesidad y escribió el manual para esa gente que tiene que utilizar las operaciones matemáticas a diario y no tenía una forma de aprenderlas. En el libro además, hay una parte dedicada a las unidades de peso y medidas y a las monedas porque entonces no había una unidad, no existía el patrón oro, y en cuanto a las monedas tampoco la peseta como moneda única, y los diferentes territorios utilizaban diferentes monedas, lo que complicaba todo mucho más.

-¿Cómo logró publicarlo?

-Cuando fue a publicarlo, como es mujer y no de una clase privilegiada, lo tiene que publicar bajo un seudónimo, un anagrama de su nombre, un nombre masculino y así ocultar su identidad. ¿Qué pasó con el libro? No lo sabemos. Solo nos ha llegado un ejemplar que es el que se conserva en la Biblioteca Nacional y es tan importante porque es el libro científico más antiguo escrito por una mujer en España y que se conserva. Se sabe que hubo otras mujeres que escribieron cosas pero como no se conservan...

-¿Cómo llegó usted hasta Andresa?

-Yo hago un programa de ciencias para televisión y una vez al año intentamos tratar el tema de las mujeres científicas e investigando para el programa leí sobre ella. Vi que había muy poca información y que se conocían pocas cosas de su vida y me dio pena que hubiera pasado tan desapercibida y pensé que era un buen tema para el documental recuperar esa figura que en su momento no tuvo ningún reconocimiento.

-Con el paso de los años tampoco ha tenido un gran reconocimiento...

-La verdad es que es un personaje que ha pasado bastante desapercibido. Es verdad que en España es difícil decir de memoria cinco nombres de mujeres científicas. Ha pasado desapercibida como cualquier otra que haya hecho algo interesante. Los matemáticos dicen que su valor no es por ser una matemática excepcional sino por qué lo hizo, la necesidad de divulgar y de hacer accesible las matemáticas. Se sabe también que escribió un segundo libro, que no se publicó y el manuscrito se perdió cuando se murió. Dicen que ese libro sí que era de más nivel pero son testimonios que quedan perdidos.

-Y de su vida, ¿qué se sabe?

-A la vez que nosotros hacíamos el documental, un equipo del Instituto Universitario de Investigación de Matemáticas y Aplicaciones (IUMA), encabezado por Pedro J. Miana, investigaron y buscaron datos. Ellos encontraron la partida de nacimiento, información de que vivió en una casa que aún se mantiene en pie, en la calle Doctor Palomar. También se sabe que no se casó porque no hay partida de matrimonio, que no tuvo hijos... y que el final de su vida lo pasó enseñando en un colegio de niñas, pero ya está. Probablemente fue un final complicado porque en aquella época los maestros no recibían un sueldo sino que les daba vivienda gratis y una mujer soltera, si sus padres ya no estaban y sin recibir un sueldo...

-También hay ficción.

-Sí, porque de su vida se saben cuatro cosas, no hay constancia de nada más. Ese fue el problema, que para hacer el documental tuve que de alguna manera imaginarme y rellenar los huecos que tenía la historia y hacer un ejercicio de imaginación. En el documental el público es consciente que está viendo una ficción porque lo contamos a través de una obra de teatro.

-Un grupo de alumnos de la ESO ya lo han visto. ¿Cómo ha sido el 'feedback'?

-Han sido nuestros conejillos de Indias porque era nuestro primer público objetivo. Y la verdad es que me sorprendí porque estuvieron en general bastante atentos. Después hubo un debate con preguntas superconcretas y luego otras más generales sobre mujer, ciencia, igualdad...

-Se acaba de celebrar el Día de la Mujer y de la Niña en la ciencia, pero es un trabajo en el que todavía queda mucho por hacer.

-Sí. Yo creo, como alguien no científica pero que sigo de cerca la labor de mujeres científicas e investigadoras, que es verdad que ves ciertas situaciones que siguen siendo complicadas para que las mujeres puedan combinar investigación y una vida personal con temas como la maternidad y siguen sintiendo que hay que elegir entre una vida profesional brillante o una vida familiar.

-Qué recorrido tiene el documental?

-Intentar participar en algún festival para que le de más visibilidad y luego supongo que se verá en Aragón TV y si conseguimos más televisiones tanto de aquí como de fuera... nos estamos planteando doblarlo al inglés y ver si hay vida fuera de nuestras fronteras. Pero sobre todo que lo vea mucha gente; por eso nos gustaría llevar el documental y los debates a Institutos rurales de Aragón.