Ceramista. Afincado en Sediles, comenzó hace tres años con su empresa Cerámica Saedile a realizar piezas modernas y reproducciones históricas. Su trabajo a llamado la atención de Netflix, plataforma para la que ha colaborado recientemente.

-Empezó hace tres años en una nave de 30 metros y ahora una de 500 se le queda pequeña.

-A mi me sorprende bastante, la verdad. Hay días que no me creo el semejante paso que hemos dado.

-Su filosofía es la de crear una cerámica asequible para todos los públicos.

-A parte de ser una manera de acercarla al público, lo que me gustaría es que no se redujera a lo que todo el mundo conoce como cerámica popular. Esto se consigue haciendo una cerámica más exigente, más personal y bonita. Lo que conlleva que cuando la gente de artesanía tenga piezas que ellos consideran alcanzables. Que no se imaginen que esto está hecho para la gente más chic. Hay precios para todos los bolsillos. Pero creo que también hay que acostumbrar a l agente a ese buen gusto que en otros sitios ya aprecian. Muchas veces se relaciona la cerámica con la alfarería, Mi idea es darle la vuelta a eso y que vean que la cerámica puede tener toda clase de detalles y piezas, que cuando vayan a regalar piensen en ello.

-¿Qué ramas de la cerámica trabaja?

-Tengo dos vertientes, una línea moderna, de autor, vanguardista a cuyo estilo aún estamos definiendo. Por otra parte, tengo la línea histórica, que no es la tradicional, pero es la más acostumbrada. Son diferenciadoras.

-Se ha especializado en la cerámica andalusí.

-Es tristemente poco reconocida a pesar de tener muchísimas piezas en museos y de contar con una cultura enorme. Poco se relaciona con algo nuestro, y no deja de ser de la cantera, porque se hizo en España. Fue como un amor a primera vista por tener que reproducirlas.

-Su objetivo es recuperar la cerámica andalusí de Calatayud.

-Hablando con el Museo de Calatayud me sorprendió porque me dijeron que prácticamente no tenían nada del periodo andalusí en Calatayud. Es uno de los proyectos que continuos que mantengo con ellos.

-Utiliza materiales de la zona, de los Monegros, del Moncayo…

-Aporta unos efectos muy interesantes. Creo que todo ceramista, a parte de usar los materiales más accesibles, llega el momento de cruzar la línea y de experimentar. No todas las tierras son iguales, ni sus efectos, y los hornos muchas veces te dan sorpresas.

-Ha colaborado recientemente con Netflix creando piezas para el decorado ¿ha ejercido también de consejero?

-La serie es Los herederos de la tierra, la segunda parte de La catedral del mar, una novela de Ildefonso Falcones, y hasta la fecha hemos hecho cerca de 300 piezas. Oficialmente no puedo decir que haya sido asesor histórico, pero algún dato, como la distribución de la cerámica en las mesas, que aporta sentido y armonía, detalles que marcan la diferencia.

Recupera también piezas dañadas.

-A pesar de no ser arqueólogo mi trabajo es un 50% de arqueología, porque trabajo con ellos codo con codo y me encanta. El boca a boca es muy importante y se va corriendo la voz de que hacemos unas reproducciones históricas muy similares y con unos acabados bastante realistas. Nos invitaron hace poco a Berlanga, y de Departamento de Arqueología de Zaragoza con unas piezas que habían salido del Anfiteatro romano. Disfruto mucho con ello.