Uno de los grandes de la moda española. Lo suyo es creación a fuego lento, casi artesana, como los tesoros con DO. Quizás eso le ha convertido en embajador del Jamón de Teruel y el Vino del Somontano, cuyo maridaje inspirará uno de sus diseños.

-¡Ahora tengo que saludarle llamándole señor embajador!

--Ahora soy un señor embajador, sí (risas). Toda la vida he sido diseñador de moda, pero ahora soy embajador de las denominaciones de origen del Jamón de Teruel y el Vino del Somontano.

-¿Cómo surgió esta idea?

-Normalmente, nos llegan miles de propuestas de cosas. No las podemos aceptar todas. Pero esta, en cuanto llegó, me pareció maravillosa, por lo que representan estas dos denominaciones y por los valores que comparto con ellas.

-A raíz de esta idea, ha tenido la oportunidad de visitar Aragón y estas denominaciones de origen esta misma semana. ¿Le ha sorprendido algo?

-Sí, me he quedado muy sorprendido. Cuando ves cosas que no están en tu universo y tienes la capacidad de disfrutarlas, aprendes muchísimo. En este caso, desde cómo se hacen las cosas a cómo saborearlas. Ha sido un viaje inspirador y muy de sentimientos.

-Incluso ha anunciado que realizará un diseño inspirado en el maridaje entre el Jamón de Teruel y el Vino del Somontano, dos denominaciones que llevan tras de sí un largo noviazgo. ¡Va a ser un reto!

-Va a ser un reto. ¡Y me voy a meter de cabeza! Vamos a ver si soy capaz de igualar esas sensaciones y esos sentimientos. Y transmitirlos a la moda. Si me pidieras una canción, no sabría por dónde empezar, pero esto es lo mío... (risas) La idea es presentarlo en noviembre en Madrid. Yo siempre estoy abierto a hacer cosas diferentes y no puedo más que estar agradecido por poder hacerlo. La moda, más allá del motor de nuestra marca, es una forma de vida, con lo cual tienes que estás abierto a que te pasen cosas, debes explorar lo que pasa a tu alrededor.

-No es la primera vez que se compromete en acciones vinculadas a otros mundos, como el arte, con la creación de un traje a partir de la voz de Carmen Martín Gaite, o al ecologismo. Colocó un contenedor que había diseñado para Ecovidrio en la pasarela de Madrid Fashion Week.

-Yo me crié en los años setenta con una madre ecologista. Esto para mí no es postureo, ni puede serlo... Mi marca es sostenible, trabajamos con gente de aquí. Yo quiero que mis abrigos perduren en el armario, no me interesa hacer prendas de usar y tirar.

-Ahí existe un hilo con las DO Teruel y Somontano, que tienen una forma de hacer ‘slow’.

-Yo hace tiempo que empecé a usar el término la moda lenta, que ahora parece que se ha puesto en boca de todos. Soy un caracol, tengo un proceso tengo ninguna necesidad de correr haciendo las cosas. Lo veo-lo compro no está en mi universo. Y en el Jamón de Teruel y el Vino del Somontano esto se ven. Compartimos lo hecho con cariño, hecho despacito, made in spain, amor por la tierra... Muchas cosas.

-Esos valores también hablan de alternativas al consumo rápido. ¿Usted es de los que dice que el futuro será sostenible o no será?

-¡Otro camino es muy difícil! Un amigo que está muy involucrado en esto me decía que la proporción de peces y plásticos en los océanos es actualmente de 1 a 10 pero que, en 2050, va a ser 10 a 10. Debemos tener mucho cuidado con lo que estamos haciendo y saber que, si queremos que esta bolita siga girando y vivir en ella, tendremos que hacer algo.

-Además de la sostenibilidad, también le preocupa el divorcio que hay entre diseño e industria.

-Eso solo pasa en España. Aquí vamos cada uno por nuestro lado. Hay que hacer una llamada para los industriales de Aragón, para que se unan con los diseñadores. ¡Pero si lo difícil es tener la marca! La unión entre estos dos sectores es un negocio que funciona en el mundo entero.

-Entre sus clientas hay nombres como el de la reina Letizia, que llamó la atención esta semana con una falda hecha con un mantón de Manila. Usted hizo una colección dedicada a esta prenda, ¡con mantones que salieron de Zaragoza!

-La colección que hice de mantones de Manila, que se llamaba número 15, porque encontré quince mantones en un anticuario precioso... Y sí, fue con la gente con la Parisien. Algo tengo con Aragón (risas)...

-¡Pues usted dirá! ¿Qué tiene con esta tierra? ¿Volverá pronto?

-Genéticamente, nada, pero sí tengo algo. Hasta he estado brujuleando a ver si encuentro algo por allí. Además, creo que va a haber un retorno a sitios maravillosos que hay en España y, concretamente, en Aragón. Dentro de nada, nos vais a espantar como moscones. Yo ya he aprendido el camino y sé cómo se va hasta allí. Y me queda mucho por descubrir.