El presidente de la Sociedad Española de Parapsicología aprovecha las fechas de difuntos para grabar psicofonías en el castillo de Loarre invitado por APIAC. Aquí habla del más allá, de voces que dan miedo y otras que se mofan.

—¿No está pasada de moda la parapsicología?

—¡Qué va! Tiene muchísimos seguidores.

—¿Es la atracción por lo desconocido?

—Eso es. Es la esencia del ser humano: buscar lo que conoce para intentar darle una explicación.

—Va a hacer unas psicofonías en Loarre, nada menos.

—Aragón es una de las zonas de España donde más leyendas y tradiciones hay. Me he encontrado muchísimos casos interesantes, pero quizá el más destacado de todo el país sea el de Belchite.

—Belchite Viejo.

—Claro. Ya investigué allí en 1999 y me encontré unas sorpresas interesantes, entre ellas un avión que hace un picado y lanza una bomba. Eso me despertó un interés muy grande por el lugar.

—¿Y por qué en Belchite?

—No sé si es que estamos accediendo a una especie de ventana espacio temporal que nos comunica a unos lugares determinadas cosas que espectralmente hayan podido quedarse grabadas. Belchite es uno de los pueblos especiales.

—¿Qué es una psicofonía?

—Es un sonido o voz que se graba en el silencio con un control total por parte del experimentador y que en la mayor parte de ocasiones responde coherentemente a las preguntas que este plantea, de forma que se demuestra una inteligencia. Mediante un axioma, podemos decir que si existe esa inteligencia es que desde algún lugar nos está viendo.

—¿Desde qué lugar?

—Eso no lo conocemos, no sabemos prácticamente nada. pero si es cierto que si no podemos verlo ni sentirlo ni notarlo, presuntamente sea una lugar de una dimensión paralela a la nuestra. Estaríamos hablando de lo que comprendemos como el más allá. Yo no puedo afirmarlo, pero muchos investigadores creen que es el lugar donde van los difuntos y se comunican de esta manera.

—Hay mucho escepticismo en torno a las psicofonías. Pueden esgrimir en su defensa algún caso indiscutible.

—Ser escéptico es sano, pero ser detractor y negar por negar no tiene lógica. Existen psicofonías que se graban en condiciones absolutamente controladas. Lo que no podemos asegurar es que son las voces de los muertos las que nos hablan, aunque es muy probable que algo de paralelo tengan por aquello de las dimensiones y que, por lógica, tienen que existir.

—¿No ha pasado miedo nunca?

—Sí. Pero ese miedo influye mucho, es un detonante, un amplificador.

—¿Qué dicen las voces psicofónicas?

—Son rápidas, escuetas. La mayor parte transmiten información propia del lugar, otras no tienen una explicación plausible y otras son de burla.

—¿Se le ríen?

—Sí. Hace unos días en el castillo de Santa Bárbara, en Alicante, se oían risas que te ponen los pelos de punta. Nos iban llevando con los ruidos de un lugar a otro, se mofaban de nosotros.