Esta trabajadora social fue la única española elegida para participar en Colombia en el proyecto ‘Telas de araña’ con mujeres víctimas del conflicto armado. Una exposición en el bar Gilda (calle San Pablo) busca recoger fondos.

—¿Qué es el proyecto ‘Telas de araña’?

—Busca recuperar el tejido social en Colombia trabajando con mujeres víctimas del conflicto armado. Aunque en el 2016 se firmó la paz, el año pasado más de 200 líderes sociales fueron asesinados. La droga y los paramilitares están muy presentes. A los hombres los matan, pero las mujeres no solo mueren, sino que son violentadas psicológica, física y sexualmente. Y son ellas las que, además de perder a sus padres, maridos e hijos, deben reconstruir ese tejido social.

—¿Cómo conoció dicho proyecto?

—La convocatoria parte de la Secretaría General Iberoamericana y la vi por casualidad en Twitter. Fuimos elegidas diez mujeres de diferentes perfiles para trabajar el año pasado dos semanas en Colombia con dos grupos de mujeres, uno en la ciudad de Pasto con madres adolescentes y otro en Tumaco, con cantoras. Mujeres todas ellas que de diferentes maneras habían sido víctimas. En Tumaco no hay agua corriente, ni luz. No podíamos salir solas porque nos podía alcanzar una bala perdida…

—¿En qué consistió su trabajo?

—Por un lado, trabajamos con el silencio y el olvido para recuperar la memoria, las historias y los saberes, y por otro, con herramientas creativas. Fabricamos libretas como terapia para que escribieran, pero también para que aprendieran a hacerlas y así obtener ingresos y llegar a ser autosuficientes, ya que todas eran vulnerables al haber muerto la persona que traía el dinero a casa.

—Hábleme de la exposición.

—Sacamos 18 fotos a las mujeres e hicimos un llamamiento a artistas de todo el mundo para que las interpretaran conociendo la historia que había detrás de cada una de ellas. Con esas fotos y 12 ilustraciones se ha creado una exposición que se está colgando en diversas ciudades del mundo. De cada ilustración hay 50 copias que se venden a 15 euros y a 10 euros unos marcos que también se donan al proyecto. En Zaragoza, estará el mes de enero en el bar Gilda. El dinero se les enviará directamente a ellas. Ya se ha hecho una segunda edición de Telas de araña y está prevista una tercera.

—Imagino que las historias que ha visto y oído son muy fuertes.

—Sí. Mientras estábamos mataron al hermano de una y acababan de matar al hijo de otra. Pero trabajar con temas sociales comunitarios, de género y con mujeres me gusta.

—¿Cómo ve el feminismo de allá y el de aquí?

—Son dos realidades muy diferentes. Los movimientos feministas en España están en un buen momento, pero allí están asesinando a lideresas sociales. El movimiento en España es maravilloso pero si lo intentan allá, las amenazan y asesinan. Sus cuerpos son mucho más vulnerables. No hay comparación. También creo que una persona que venga de Latinoamérica tiene una forma diferente de hacer feminismo. Y lo mismo pasa con las árabes o las gitanas. Por eso, los feminismos tienen que escuchar a esas otras mujeres que se han empoderado en su contexto y darles su sitio. Creo que hace falta integrar más esos feminismos culturales para evolucionar juntas.