Exjugador, emprendedor... Y, sobre todo, el entrenador de moda. Él y sus jugadores están haciendo historia este 2019. Primero, al ganar la Liga frente al Reus. Ahora en Europa, en la Youth League. El miércoles se la juegan en la Romareda de nuevo, ante el Apoel de Nicosia.

-¡Estarán ustedes en las nubes!

--Es una ilusión tremenda lo que estamos viviendo. Sobre todo, por representar al Real Zaragoza en Europa. A nivel juvenil, es la primera vez en la historia. Están demostrando que estos chavales de la cantera tienen la misma valía que los de otros equipos, como el Madrid y Barcelona.

-Por cierto, ellos, ¿como están?

-En esta segunda eliminatoria ellos están más relajados, con menos nervios. Y eso va a ser bueno.

-¿Sienten que están haciendo historia?

-Desde que ganamos la Liga en Reus, los mensajes de ánimo han sido impresionantes. Nunca hasta ahora nos habían parado por la calle para darnos la enhorabuena. Y en redes sociales, también. Siempre son todo mensajes buenos.

-Como decía, el suyo es un equipo de la cantera... Eso le da más valor.

-Ahí se ve reflejado el trabajo que hacemos en la Ciudad Deportiva desde que entran en alevines hasta que salen en juveniles. De los 25 chavales que tengo, 23 son de aquí. Cuando ves a tus rivales que se nutren de jugadores a base de talonario, el trabajo de nuestros chicos te reconforta aún más.

-Creo que la ilusión de su entorno es tal que hasta su madre ha estado en los partidos...

-Mis padres fueron a Polonia. Y los de los jugadores, y exentrenadores, como Carlos Rojo... Y Beatriz, mi mujer, no ha podido pero porque tenemos dos hijos pequeños, Oliver y Luca. Son cosas que te llegan...

-¿Cómo son sus chavales?

-Son muy responsables. Ellos tienen un sueño, que es ser jugadores del Real Zaragoza, y eso implica muchas cosas. Yo he pasado por eso e intento explicárselo. Que tienen que cuidarse, que no pueden cometer un exceso, que tienen que tener un determinado comportamiento si salen, evitar conflictos, ahora que son conocidos más... TIenen que dar ejemplo. A la vez que formamos en lo deportivo, intentamos educar a los jugadores para la vida. Por ejemplo, aquí si llegas tarde a un entrenamiento, no entrenas. Y eso les enseña lo importante que es la puntualidad.

-Cuando salen al campo, les dice cosas como «Hoy juega el Real Zaragoza».

-Cuando sales al campo y te pones la camiseta del Real Zaragoza eso ya es diferente. Quien no sienta eso no puede jugar aquí. Representamos a una ciudad. Nosotros no jugamos solos, estamos representado a toda una ciudad que nos está apoyando y que salta con nosotros al campo.

-Como dice, usted paso por esta experiencia. ¿Cómo llegó el fútbol a su vida?

-Yo jugaba al fútbol desde los 4 años en mi colegio, en el Cristo Rey; y me fichó el Real Zaragoza, a través de Ángel Espinosa. Entré aquí con 13 años. Después estuve en el Osasuna, el Alicante 3 años... Y luego me dijeron aquí que si quería ser entrenador que es verdaderamente me gusta.

-Es curioso, usted como jugador del Zaragoza perdió la final en la Copa de Campeones que ganó como entrenador.

-El año pasado jugamos la final de la Copa de Campeones contra el Vilarreal. Yo viví esa misma final como jugador, con el Atlético de Madrid. Yo la perdí, aunque en ese momento estuvimos a punto de hacer historia, pero el destino volvió a poner esa final en mi camino. Y esta vez nos quitamos la espina. Se lo dije a los chicos: «Esta es mi segunda oportunidad».

-Como decía, en su caso entrenar es una vocación, que empezó a desarrollar con 19 años. Incluso ha convertido esta pasión en un proyecto empresarial, en Fúbtol Indoor. ¿Cómo lo compagina?

-Tengo la suerte de que Alberto Pérez, mi socio, también se dedica al fútbol. Es el preparador físico del Ejea. Y nos compaginamos muy bien. Yo estoy atento por las mañanas y por las tardes tenemos una escuela de más de 200 niños que coordina él mucho más que yo.

-Habla mucho de su cuerpo técnico. Con alguno tiene una relación ‘histórica’.

-¡Con Víctor Burdalo! (risas). Lo conozco desde la guardería. Con una mirada nos entendemos, para bien y para mal (risas). Somos mejores entrenadores cuando tenemos a gente que nos lleva la contraria.

-Esta gesta le expone más a los medios de comunicación. ¿Se acostumbra?

-Entre las muchas cosas que he hecho en la vida estuve tres años en Ondacero. Me llamó Rafael Feliz para hacer crónica deportiva. Y eso me ayuda ahora.

-¿Cómo va a ser en el partido del miércoles?

-Emocionante, seguro. Jugamos en la Romareda. Y pisar ese campo es el sueño que tienen todos los chavales desde que entran en la Ciudad Deportiva.