Como arquitecta técnica especialista en bioconstrucción traslada la naturaleza a oficinas, casas y escuelas, favoreciendo el bienestar. Intgarden tiene, entre otros, el premio al Woman Award de Explorer 2018 de Aragón.

—Su empresa ‘naturaliza’ espacios cerrados para mejorar la calidad de vida de las personas. ¿Cómo se consigue?

—Se oye mucho hablar de la contaminación atmosférica, pero poco de la contaminación en espacios interiores, cuando es mucho mayor. La arquitectura actual está muy vinculada con la eficiencia energética y esta, a su vez, con construcciones herméticas que dificultan la renovación del aire. Hay estudios del Instituto de Baubiologie-Bioconstrucción que desarrollan los estándares para un espacio interior saludable tomando como referencia los niveles presentes en la naturaleza. También la NASA ha estudiado la contaminación del aire en estructuras selladas y el uso de plantas para renovar su calidad. Por otro lado, se ha demostrado que estar en contacto con la naturaleza mejora el rendimiento, la productividad y el bienestar. Como pasamos el 90% del día en interiores, nos propusimos naturalizar esos espacios con plantas.

—¿Hablamos de oficinas o viviendas?

—De cualquier tipo de interiores. En las viviendas hay contaminación, pero menos que en oficinas porque se ventila más abriendo las ventanas.

—¿Cuáles son esos contaminantes?

—Los principales forman el mix de los compuestos orgánicos volátiles, peligrosos para la salud, como el formaldehído, que han determinado que es cancerígeno, el tolueno, xileno, tricloroetileno y benceno. Hoy en día, todo objeto fabricado desprende componentes químicos durante sus cinco primeros años. Desde los materiales de construcción a las pinturas pasando por el mobiliario, los plásticos o tejidos (moquetas, cortinas o ropa de la gente). El olor a coche nuevo tiene componentes químicos malos. Hasta la ropa de planchado fácil los tiene. Hay que ser realistas: están con nosotros y hay que ponerles solución.

—¿Qué hay que hacer para eliminarlos?

—Se puede ventilar, aunque en algunos espacios habría que hacerlo prácticamente cada hora. Intgarden propone reducir esos químicos mediante una cantidad y tipología concreta de plantas, regulando la humedad y la sensación térmica. Normalmente son plantas de las llamadas de hoja verde. Su mantenimiento es fácil. Y en aquellos lugares con poca luz, recomendamos añadir una luz auxiliar. Aunque hay plantas todoterreno, como el potus, que son muy fuertes.

—¿Hablamos de jardines verticales?

—No solo. La metodología y el razonamiento que seguimos es más amplio. Medimos y justificamos la mejora de la calidad del aire con datos recogidos antes y después de colocar las plantas.

—¿Compensa? ¿Sale caro?

—Depende del precio que le quieras poner a la salud. Si compras productos de limpieza ecológicos y mobiliario macizo sin colas gastas más, pero sí compensa.

—¿En qué proyectos trabajan ahora?

—Con un crowfunding vamos a empezar con mediciones en varios colegios de Zaragoza. Los niños están rodeados de plásticos y aunque se ventile, a cierta hora es como si estuvieran cansados. A final de curso terminaremos las pruebas piloto en el Molière y en el Puerta Sancho.