Olga Cabello dio hace 14 años un giro a su vida cuando se topó con los minerales, a los que se ha dedicado desde entonces mostrándolos y vendiéndolos en ferias y mercadillos. Ahora, con la pandemia ha dado un paso más y ha abierto una tienda física en su barrio, en Las Fuentes, Ke Pedrolo (c/ Doctor Iranzo, 74).

-¿Qué aportan los minerales?

-Esa energía que en contacto con la nuestra se intercambia. Si me preguntas qué propiedades tienen, dependerá de cada uno, nos beneficiará en una cosa o en otra depende de nuestra necesidad, pero sobre todo aportan equilibrio, son equilibradores. En este momento, la gente viene porque necesita energía, y yo les daría el cuarzo blanco, en diferentes modalidades porque el cuarzo también son las ágatas, aunque su energía es más suave. El cuarzo tiene incursiones de otros minerales y ahí es donde lo vamos a enfocar para más salud u otras necesidades... Y para sacar toda esa energía que se va aculando y que no está bien, la turmalina.

-¿De donde viene su pasión por las piedras?

-Dicen que los cuarzos te buscan y te dicen estoy aquí me necesitas y eso me pasó a mí, en una época que yo necesitaba un cambio en mi vida me los encontré tan fácil como ir a buscar a una sobrina al trabajo, que era limpiadora en un sitio que vendían minerales. Sin más, y de eso hace 14 años y creo que muchas cosas que han pasado en mi vida si no hubiera sido por los cuarzos no las hubiera afrontado como las estoy afrontando. La gente viene en busca de algo pero yo no puedo darles una respuesta pero sí que pueden quedarse un ratito en la tienda y ver qué mineral llama su atención. Últimamente la gente está tomando la conciencia de la energía física que necesitamos y de creer en nuestros proyectos de vida, por eso se busca la cornalina, quizá porque es un color naranja, brillante. Y a mi me pasó lo mismo, vi las piedras y dije: «buah»... y a partir de ese día que empecé con una mesa de cámping en un mercado, hasta ahora.

-Que ha decidido abrir una tienda física en una época en la que no es la mejor.

-Empecé hace 14 años y este tiempo ha sido la calle e ir en una furgoneta de aquí para allá, a mercados temáticos, mercados medievales... y llegó un momento en el que estaba sin trabajar y mi vida es esto, además de lo económico, había que lanzarse y pensar que hay un proyecto; porque no es lo mismo hacer una feria que la gente te está esperando que abrir una puerta y estar esperando a que la gente entre pero me siento muy afortunada, porque soy de Zaragoza, del barrio y ahora es el mejor momento, por las Navidades... Mucho de mi producto, a parte de minerales en bruto, son bisutería que hago con gemas, son diseños propios, piezas únicas. La gente que me conoce me busca y los que son de aquí se sorprenden. Por eso, agradecimiento primero a las piedras, por esa energía que me transmiten y que es lo que me ha empujado a tomar una decisión, y también a la gente.

-¿Cómo entra uno en este mundo? No solo hay que vender, también conocer cada mineral.

-Esa frase de que se aprende en la calle... en este caso enseñan las piedras. A mi me fascinaron. y cuando me puse a venderlas, a través de la intuición o llámalo como quieras. Esto es lo que he estado trabajando más intensamente en este tiempo de pandemia al estar cerrada. Desde un primer momento ves que son muy bonitos pero cuando viene alguien y te viene con alguna circunstancia que es algo más que ponerse guapa por fuera y te sale del corazón darle una piedra y no otra y vuelve esa persona al año siguiente, en el caso de las ferias, y se te abraza y te dice lo que sintió, lo que cambió, ves que esa piedra es buena. Vamos a llamarlo intuición o conocimiento ancestral, que es lo que está haciendo mucha gente, recordar esas aptitudes que tenemos y que nos bloquean. Las circunstancias cambian e igual que yo lo he hecho en estos años, la gente lo está haciendo, buscan piedras que despiertan. ¿Cómo llegan a ti? Son las circunstancias pero si llegan a ti es porque las necesitan.

-¿Necesitamos agarrarnos a algo y las piedras son algo accesible?

-Por supuesto. La gente se acerca a los minerales sin pensar que esas propiedades nos pueden venir bien. Yo digo, piensa en el niño que acumula piedras y le haces tirar y le entra una tristeza... pues nosotros, igual, vamos a dejar llevarnos y si te acercas a una piedra y aunque no crees en nada pero te la llevas y recapacitas sobre qué ha cambiado en este tiempo y si te ha ido bien, entonces empiezas a creer. ¿Hay que agarrarse a algo? Sí, a la confianza que te da un amigo o que depositan en mi cuando les doy una piedra y que les favorece pero depende de tu posición ante ella lo va a hacer antes o después. Hay gente que va a la ribera del Ebro y me viene con una piedra para que la vea... si te sientes bien con ella, el agacharte a cogerla ya ha valido la pena.

-Hay precios para todos los gustos.

-Volviendo al tiempo que vivimos yo no he cambiado los precios respecto a la calle, lógicamente se vende mucho más en la calle y aquí lo tengo que luchar más. Pero igual que a mi me están ayudando con el boca a boca, yo tengo que ayudarles. Si alguien tiene una necesidad de piedra, de agarrarse a algo, ¿quién soy yo para decirle, no puedes o no te lo puedes permitir?. Hay piedras que por coste no puedo poner a la venta como quisiera, entonces no las traigo o traigo piezas muy pequeñitas. Hay piezas de 3 euros, en cuestión de abalorios, hasta 30, y siendo que lo hago yo, la gente entra y siempre se lleva algo. En los minerales, bien en bruto o para colección, voy sobre lo que demanda la gente porque son piezas grandes y costosas y no me la puedo jugar.

-Hablaba antes de los cuarzos, ¿qué otros minerales le piden?

-Yo para estos días recomiendo el rojo y el negro porque tenemos que vestirnos para la ocasión; yo estoy combinando mucho el azabache y el coral, que no son piedras en sí porque uno es madera y el otro restos de animales; pero ese azabache echa fuera todo lo malo, es limpieza, purificar todo lo que tenemos y así entrar en el 21 con energía y coraje... Lo que demanda la gente no es tanto como celebración si no para el día a día y cómo pasar todo esto. Por ejemplo, un ágata musgo, que para los urbanitas, los encerrados que tenemos ganas de ir al campo, ver como esta, que parece musgo suspendido en el líquido; o la ágata dendrítica, que es con otros minerales creciendo en su interior, cualquiera de los dos tiene que ver con la naturaleza, uno de tener los pies en la tierra, la perseverancia pero viendo en las dificultades una posibilidad, como un desafío de superación. La gente no las conoce pero se les va la mano, igual que con la cornalina que aporta la energía física, para esa intención de creer, crear y continuar. Las piedras te llaman y será por algo. Para esa paz interior, esa confianza está la calcedonia, una piedra muy clara. Hay para todos los gustos y para todas las edades y esa paz y esa claridad las necesitamos tanto de 15 como de 60 o 90.