Con Julia Navarro es muy fácil hablar de lo divino y de lo humano porque sus personajes son reales y ella misma, también, muy real, una escritora hoy reconocida en medio mundo, pero que no por eso ha perdido su visión lúcida ni su humildad.

Curtida en el periodismo, su salto a la novela vino de la mano de su primera entrega, La hermandad de la Sábana Santa, un thriller con un trasfondo histórico sobre la figura de Cristo que la encumbró por méritos propios, pues fueron los lectores quienes decidieron que la historia valía la pena.

Desde entonces, sus seguidores han ido aumentando exponencialmente, libro a libro. Novelas poderosas, bien ambientadas, con decenas de personajes, muchos de ellos tan originales como inolvidables. Corriendo por debajo de su piel un río, no de meras palabras, sino de amor y pasión, de odio y rencor, torrentes de sentimientos y emociones manando del único lugar donde no hay otra fórmula que la intuición: el corazón humano.

En su última y reciente novela, Tú no matarás, Julia Navarro nos invita a viajar a unas cuantas y muy distintas ciudades, Madrid, Nueva York, Berna... o Alejandría.

No es ya, hoy, la Alejandría de Lawrence Durrell, la de aquel Hotel Cecil cuyas arañas iluminaban el paso majestuoso de la bella y misteriosa Justine, ni tampoco la Alejandría de su gran poeta, Kavafis, pero sigue manteniendo su imán y ese mágico encanto que impregna las escenas por la autora española ambientadas en sus callejuelas, o frente al Mediterráneo azul, de tan hiriente luz.

Ceniza y fuego, ardor y dolor... El abanico sentimental de cualquier ser cotidiano transformado en personaje habita las novelas de esta autora como una traslación a sangre desde la realidad a las páginas del libro, sin otra mediación que la sensibilidad de la escritora. Aquí no hay otros cielos de romanticismo que los que aquellos personajes imbuidos de ensoñación, de ilusión, que también son reales, quieran dibujar para simular sus penas o derrotas.

Mucha vida, pura vida en los libros de Julia, alegría y desesperación, como en cada día.