Este zaragozano es doctor en Biomedicina y un divulgador científico formado en el Imperial College de Londres. Su recorrido abarca colaboraciones en varios medios, libros, monólogos y proyectos audiovisuales como el canal de Youtube ‘Neurocosas’.

- ¿Cómo divulgar ahora, en una situación tan compleja?

- Empezando por el principio, pensando en las cosas básicas, que es importante que la gente entienda para poderse gestionar en esta situación tan complicada. Eso se puede contar a través de historias, anécdotas, ejemplos… llevar los conceptos científicos que pueden ser lejanos a un terreno común para todos.

-¿Es difícil desenhebrar esa maraña de ideas, datos, que hay ahora mismo?

-No es fácil porque hay, digamos, demasiado ruido, que es normal, porque esta situación es muy caótica. Está la dificultad doble de que ahora te encuentras con información que no teníamos hace seis o siete meses y te enfrentas a tener que desdecirte de cosas que se habían dicho al principio. Esto, para la gente que no está habituada al sistema científico es normal como que desacredite, pero cualquier proceso de avanzar en el conocimiento va a sí: construyendo y quitando lo que no funciona. También está el problema de que hay mucha falsa información, o poco rigurosa, que está haciendo mucho daño. Es una lucha que resulta un poco David contra Goliat.

-Fue crítico hace poco con el bombo que se le da en los medios a los ‘preprints’, un concepto que fuera del ámbito científico no es muy conocido…

-Eso es un problema bastante importante. Un 'preprint' es un texto científico, digamos que es un estadio previo a un publicación científica. Lo que convierte a un 'preprint' en una publicación científica es que haya un proceso de revisión externo. Este filtro es muy importante. El proceso de seguridad es que haya un sistema de revisión de pares, expertos de ese área que lo revisen y que no estén relacionados con el investigador. Hay un problema porque este proceso normalmente es muy largo y ahora tenemos mucha prisa y se está divulgando mucha información en 'preprint'. Y es un riesgo porque estás perdiendo el pilar fundamental de la comunidad científica, que es la validación.

-¿También afeó las palabras del doctor Cavadas acerca de la vacuna, ¿hay que ser prudentes?

-Obviamente, hay que llevar toda la prudencia posible porque tanto la comunidad científica como los medios son el principal canal a través del cual a la gente le llega la información. Toda esta información científico-técnica condiciona las decisiones políticas y la vida de las personas y la postura que lleva la gente sobre la futura vacunación. Es especialmente importante que las personas que tengan cierta relevancia den la información más sólida posible, que no se den a la especulación. Eso aumenta mucho el ruido y genera problemas.

-¿Se puede confiar en las vacunas?

-El acortamiento de plazos es algo diferente a la seguridad de las vacunas. Y decimos que se han acortado los plazos, pero es una asunción, ya que todavía no tenemos la vacuna. Hay que entender que aunque las expectativas sean que la vacuna salga antes del tiempo habitual, mientras se mantengan las condiciones de seguridad, que se están manteniendo, podemos fiarnos. Hay que tener en cuenta que se están poniendo muchísimos más recursos de lo que es habitual en el desarrollo de vacunas, es una situación bastante peculiar. Eso permite a las empresas trabajar en varios procesos en paralelo. El riesgo, en verdad, lo tienen las farmacéuticas, en el sentido de que muchos procesos duran más tiempo para asegurarse de que si hay algún problema, no pierden el dinero. Si una vacuna no es segura, no tiene sitio en el mercado. Sí que es verdad que, lo que puede ocurrir con estas primeras vacunas es que, aunque seguras, sean menos eficaces y que posteriores versiones vayan mejorando este aspecto. Ha pasado con otras vacunas, como la del virus del papiloma humano, que siempre ha sido extremadamente segura. Una década después, es aún mejor.

-Su faceta divulgadora abarca distintos canales...

-Hay que ir donde está la gente y hacerlo en los medios que disfruta la gente. Cada plataforma te ofrece distintas cosas y llegar a distintos públicos. Es importante ser multidisciplinar, tener cierta capacidad de moverte de un sitio a otro.

-¿Cuál le ha sorprendido más?

-La radio, irónicamente, es uno de los que menos he trabajado. Pero la experiencia me sorprendió mucho, me resultó muy vívida, muy dinámica y muy íntima entre el locutor y el oyente.

-¿Cómo luchar contra los argumentos anticientíficos?

-Quizás la palabra no sería luchar. En cierto modo hay que evitar lo que sucede en las redes, el enfrentamiento y la burla. Nuestro objetivo es el de convencer, que a estas personas que creen en estas cosas, mostrarles el error. Eso se hace desde una cierta diplomacia y escuchando, no desde un enfrentamiento agresivo.

-¿Cómo fue su experiencia en el Imperial College?

-Es otro mundo, fue una experiencia maravillosa. Te encuentras en unas instalaciones que ya de por sí son completamente inspiradoras, tienes un profesor de radio que trabaja en la BBC, estás al lado de los mejores museos… además, había un buen ambiente de trabajo y en el modelo de estudio quitaron los exámenes, era mediante proyectos. Una vez acabado el máster, te notas diferente y comparas el trabajo audiovisual que hacías antes y que haces ahora y notas el cambio. Merece la pena el esfuerzo.

-Y ahora, ¿Tiene algún proyecto entre manos?

-Aparte de algunos proyectillos pequeños, tengo un par de proyectos secretos de dos libros que estoy acabando sobre el cerebro. Es una de estas cosas que se han perdido o retrasado por la pandemia. Pero saldrán en el 2021. Ha sido importante tener al menos un par de proyectos para mantener el ánimo.