Nacida en Leciñena y profesora titular de Álgebra de la Universidad de Zaragoza, Paz Jiménez Seral sigue viendo un milagro el haber sido la primera universitaria de su familia. Preside desde el 2011 la Fundación Bernardo Aladrén, vinculada a UGT

—La fundación que preside posee la documentación de buena parte de la memoria histórica de Aragón.

—El archivo de la fundación es un referente de la memoria democrática de Aragón. Nace en el 2001 para organizar el archivo histórico de la UGT-Aragón, que por cierto cumple este año su 130 aniversario, y ponerlo a disposición de estudiosos. Es uno de los mejores archivos histórico de la comunidad, porque la República estuvo muy sustentada por la UGT, además de por la CNT. Está digitalizado y en la actualidad forma parte de DARA, el archivo del Gobierno de Aragón.

—¿Qué tipo de información contiene?

—Imágenes, documentos, referencias, obras completas, revistas y testimonios orales gracias a entrevistas personales. Si contáramos con subvenciones y dinero el archivo estaría más disponible y la biblioteca, ordenada y actualizada. Porque todavía hay cajas sin abrir... Todo el trabajo se realiza gracias a los voluntarios.

—También tienen la web ‘Liberados del olvido’ sobre represaliados.

—Es una base de datos de muy fácil acceso con más de 50.000 represaliados en la guerra y el franquismo en Aragón, y donde con solo poner el apellido las familias tienen pistas suficientes para saber dónde buscar a partir de las referencias de los libros donde están citados. También hay buscador por pueblos. Lleva más de 300.000 visitas. Con las cuotas de los poco más de cien amigos de la Fundación nos da justito para mantener esta web.

—¿Hay interés por saber?

—Muchísimo. En España, el silencio forzado con terror del franquismo y el miedo de la gente durante 40 años hizo que, en general, no hubiera mucha gana de sacar a la luz los datos de familiares. Son los nietos los que acompañan a sus padres para dignificar a sus antepasados.

—¿Qué opina de los radicalismos que estamos viviendo?

—La memoria es muy importante. Por ejemplo, estos días que se hablaba de los 40 años de la Constitución se ha hecho poco hincapié en cómo se llegó a aquella situación. Se estaba tan mal entonces, yo viví aquello, era tan injusto todo en comparación a Europa y a la cantidad de derechos sociales y de libertades que ellos tenían, que no se podía hacer otra cosa que luchar por la democracia. Ya no hay memoria de lo que es vivir sin derechos. Y se habla muy alegremente de ilegalizar partidos o reprimir libertades. Cuando se empieza a condenar por la palabra y el símbolo se acaba en cuestiones peligrosas.

—¿Y la eclosión de Vox?

—Vox nace porque los políticos han calentado con unos temas que son los que han querido oír los ciudadanos. Europa llevaba tiempo escuchándolo y ha llegado a España. Ante la crisis y los recortes, cuando las cosas no se reparten bien, la gente quiere un cambio y se cree todo.

—Otro de los fines de la fundación es el debate de la actualidad.

—Sí, aparte de fines culturales y editoriales, organizamos unas cenas debate con introductores de diferentes ideologías abiertas a todo el mundo. El lunes tenemos a Nacho Escartín, de Podemos.