Es el fundador y gerente de la Orquesta Reino de Aragón, un sueño cumplido hace ocho años para que los músicos de la tierra pudieran tener una sinfónica. Un proyecto privado que suma éxitos y necesita apoyos.

—La Orquesta Reino de Aragón ha lanzado un mensaje de alerta por su situación. Precisamente, ahora, ¡que están triunfando!

-Después de ocho años de vida, necesitamos sentir el apoyo institucional de los nuevos gobernantes electos. Y esta llamada la hacemos ahora porque el nivel de estrés que tenemos en la orquesta ya es terrible. Se trata de un proyecto sinfónico, que cubre un déficit que Aragón tiene tradicionalmente con la música.

-Se refiere a que aquí no hay una sinfónica pública...

-España tiene 30 orquestas públicas, apoyadas por presupuestos que se mueven entre los 3 y los 12 millones de euros. Aragón es la única comunidad que no tiene una sinfónica pública. Cuando nació nuestro proyecto, nuestro objetivo principal era destruir ese déficit histórico e incluso retornar todo la inversión que se hace en educación. Pero hacer eso solo desde el ámbito privado es una locura. Esto funciona, por ejemplo, porque solo este año han venido a vernos 30.000 personas. Espectáculos con Berna, una segunda de Mahler, una Madamme Butterfly, que mueve 150 músicos... Pero eso hacerlo a taquillas y con una mínimísima ayuda que tenemos por la residencia del Auditorio de Zaragoza es... ¡Brutal! Cada vez nos metemos en producciones más bestias y así no podemos funcionar mucho tiempo más.

-En Aragón hay mucha formación y muchos músicos.

-En casi todas las provincias hay conservatorios y escuelas, como ocurre en Aragón. Pero, en otros lugares, se han preocupado de que haya un retorno y es lo que nos falta aquí. Y luego tenemos unas salas magníficas. Tenemos una inversión súper fuerte en educación. Pero la gente luego se va porque no tiene una oportunidad para seguir creciendo.

-Recuérdeme cómo nació este proyecto, hace ya ocho años.

-Yo soy músico y aragonés. Cuando acabé mi formación en el Conservatorio, toqué en muchas orquestas en toda España. Y al aprobar las oposiciones, ya creé la Joven Orquesta de Monzón que tuvo mucho recorrido durante cinco años y por la que pasaron más de 300 músicos. En el 2011 yo estaba haciendo una gira en Asia como trompeta y conocí a Ricardo Casero, el director artístico de la orquesta. Él tenía un proyecto para Valencia y yo tenía el de Monzón. Al sumar ambos, nació este. Él nos dios mucha proyección nacional e internacional.

-¿Cuántos músicos han pasado por la orquesta?

-Más de 250 profesionales... En las plantillas siempre más de la mitad son aragoneses y muchísima gente que está trabajando fuera del país y se suman a los proyectos, porque ellos quieren seguir tocando en casa, en su tierra.

-Resúmame lo que hemos hablado en un deseo.

-El deseo es que confíen. Nosotros llevamos el nombre de Aragón, Somos una compañía aragonesa. No somos un proyecto musical solo: también estamos creando empleo y somos un embajador cultural. Y seguro que a través de nuestra acción surgen sinergias. No pedimos que se nos regale nada.