Diseñadora gráfica, hace ocho años comenzó como un hobby ilustraciones con huevos que subía a sus redes sociales. Ahora, agrupa todo ese trabajo en un libro de humor y dibujos El libro de los huevos, de NPQ Editores.

- Su publicación ‘El libro de los huevos’ reúne frases hechas y expresiones de este tipo ¿tantas componen nuestro vocabulario?

-Aún hay más, incluso tengo diez más apuntadas porque no sé si sacaré otro libro, hay cincuenta y siete en total. Pero es que pasan los días, la gente va hablando y surgen más. No se hasta donde puede llegar esto, es una barbaridad.

-¿Qué connotación tiene esas expresiones?

-Se tratan de frases como ‘estoy hasta los huevos’, Las frases las iba captando por las conversaciones que oía por ahí.

-¿Cuándo empezó este proyecto?

-Al principio no había ninguna intención de que fuera un proyecto. Hace ocho años una tía mía me regaló una tableta gráfica, cuando todavía nadie las utilizaba. A mi me costaba mucho hacer un dibujo, me frustraba un montón. Entonces dibujé un huevo que estaba como cascareado porque estaba harto, hice la ilustración y puse «dibujar así cuesta un huevo». Tuvo mucha repercusión, luego subí otra ilustración. Así he reunido ocho años en un solo trabajo. Este año me lancé a hacer un crowdfunding y salió el libro porque un diseñador de Zaragoza me animó a hacerlo.

-¿Es siempre un humor para adultos o también infantil?

-No, no, para niños no, porque tiene muchas palabrotas. Para adolescentes si puede valer. Mucha gente se confundía con el libro y pensaba que era un cuento. He tenido que ir avisando que es un libro de tacos.

-En sus ilustraciones destila humor, la base de muchas de estas expresiones, que ahora se ha convertido en una herramienta para desconectar de los tiempos que vivimos.

-Si, porque si no le damos humor a la vida qué nos queda?

-¿Es la primera vez que realiza un libro de esta envergadura?

-Llevo diez años como diseñadora gráfica y nunca me había dado por hacer algo así. He admirado mucho a otros diseñadores tanto de Zaragoza como de otras ciudades e ilustradores, como Kukuxumusu. He conocido a otros el trabajo de otras personas, con un estilo propio. Yo al fin y al cabo soy diseñadora y no ilustradora, entonces mi estilo ni siquiera está muy definido. Me puse a dibujar con rotuladores y pasé de la tableta.

-¿Cuáles han sido sus últimos proyectos como diseñadora?

En 2008, con la crisis, estuve dando tumbos dos años hasta que me fui a Alemania, donde estuve realizando prácticas gracias a una beca que conseguí del Ayuntamiento de Zaragoza. Me fui para conocer la cultura y el diseño gráfico en otros países La jefa que tuve allí me enseñó a trabajar desde casa, porque ella era autónoma. Al mi vuelta a España me di de alta como autónoma. Hasta este año empecé a trabajar en una empresa de Zaragoza. No dejo de hacer cosas en mi casa porque necesito también hacer mis propios diseños y no acomodarme a lo que hago en mi empresa.

-Tras el éxito de ‘El libro de los huevos’, ¿se ve con ganas de seguir publicando?

-Si, de hecho tengo más ideas para continuar con el libro. Pero lo quiero hacer con más calma.