Es el jefe de Fotografía de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. 38 años de historia y miles de cambios han pasado por su objetivo. Desde esta tarde (a las 19.30 horas) y hasta el 20 expone en el Centro Cívico Arrabal de Zaragoza.

-¿Esta es la historia del cazador cazado? Pero la ocasión lo requería: ¡hoy inaugura exposición!

-Es una exposición retrospectiva en el Centro Cívico Arrabal Tío Jorge de Zaragoza, que inauguramos esta tarde. Son trabajos desde hace 38 años. No es un recorrido entero, pero sí una muestra de cosas significativas. La muestra es un poco anárquica en cuanto al contenido, pero nuestro trabajo también lo es.

-Las fotos elegidas para esta muestra, ¿son significativas por los momentos o por sus protagonistas?

-Hay de todo. Por ejemplo, a mí me tocó cubrir tanto el atentado de San Juan de los Panetes como el de la casa cuartel. Una de mis imágenes fue premiada en Fotopress. No quería incidir en las fotos de sucesos, pero tampoco las podía obviar. En la muestra, también hay cosas de la Expo, una sesión de fotos de cuando los Héroes eran unos críos, Pablo Serrano en su pueblo, o una imagen de Charlton Heston en Loarre… Y ¡la Recopa!

-¡La foto icónica de Fernando Cáceres celebrando la victoria!

-Es una de mis fotos favoritas. ¡Han hecho hasta chapas y posavasos de ella! (risas). El momento también fue especial. Ya se estaban apagando las luces y el público se estaba marchando del estadio cuando Fernando Cáceres se subió al larguero con la copa. Y fue cuando capté ese momento.

-Imagino que montar la exposición y navegar en los archivos de tantos años no habrá sido fácil.

-Imagínate... Por ejemplo, las de los Héroes las recuperé de negativos que estaban casi en blanco. Son tres décadas de cambios, incluyendo los que ha generado pasar del negativo al digital.

-Ahora parece que cualquiera puede hacer una foto...

-Técnicamente, hacer una foto se ha convertido en un proceso muy fácil. Luego están el encuadre, la composición... El saber sintetizar un contenido en una foto. Ahí es donde se ve al profesional. Yo veo una foto mía de hace 20 años y, aunque no la recuerde, sé que es mía.

-¿Cómo surgió esta muestra?

-Por culpa de Rafael Tejedor, presidente de la Asociación de Vecinos Tío Jorge. Y tengo que agradecérselo, porque sin su impulso no hubiera encontrado el momento. El Arrabal es un barrio que engancha, y que me adoptó por Olvido, mi mujer, cuando me casé, hace 25 años.

-¿Cómo se enganchó a la fotografía?

-Por mi padre. Le gustaba mucho la fotografía. No se dedicaba profesionalmente, pero era un gran aficionado. Siempre había una cámara en casa, tenía su laboratorio... Luego me formé en la Escuela de Artes. Hice escultura, que entonces se llamaba técnicas de volumen, porque no había estudios específicos de fotografía.

-¿Recuerda su primera foto?

-¡Claro! Fue para la revista El Mirador, de un torero que se llamaba El Yiyo.

-Y ahora, después de la muestra, ¿no se animaría a publicar un libro?

-He visto cosas de las que ni me acordaba. Y sí, me voy a animar a hacerlo.