Freelance, fotógrafo y cámara especializado en zonas de conflicto y crisis humanitarias. Estuvo secuestrado seis meses por el Estado Islámico. Pasó por la torre DKV de Zaragoza para hablar de ‘Cobertura en zonas de guerra'

—¿Cómo va la ‘Cobertura en zonas de guerra’?

—La situación actual del fotoperiodismo es bastante lamentable, prácticamente no se puede vivir de ello. En las conferencias trato de explicar cómo se trabaja en esas zonas, cómo se llega…

—¿Tiene solución esa situación?

—No desde que se produjo la globalización de la fotografía o la intrusión. Cualquiera que tiene una cámara hoy en día es fotógrafo y eso forma parte del problema. Trabajé mucho para medios anglosajones que pagaban bien y te daban una serie de opciones que hoy en día no existen. En el 2011 hubo un punto de inflexión desde el que todo ha involucionado y ya no existen puntos de retorno.

—Han pasado cinco años desde que fue secuestrado por el Estado Islámico. ¿Se puede olvidar algo así?

—Nunca le he dado mucha importancia al secuestro. Siempre lo he considerado como un accidente de trabajo. Son los riesgos que asumes con tu profesión.

—¿Ahora mide los riesgos?

—Yo he seguido trabajando. De hecho, estos últimos años me he dedicado casi exclusivamente a la cobertura del Estado Islámico en Libia, Siria e Irak y ahora estoy preparando un libro sobre ello. Cuando terminó aquel incidente, como yo lo llamo, al cabo de un mes estaba otra vez trabajando.

—¿Odia a sus secuestradores?

—Hay que pensar que no es nada personal. Estás ahí porque eres fotoperiodista, ellos son quienes son y estás en el lugar equivocado a la hora equivocada. Hay que sintetizar eso y no enfocarlo como odio. Si no lo haces, no puedes seguir trabajando ni, sobre todo, entendiendo.

—¿Las personas que forman parte del ISIS son psicópatas como parecen?

—Hay de todo. Hay gente de un perfil identitario, está el fanático religioso o el que solo tiene motivaciones económicas. Y dentro de todos, evidentemente, están los psicópatas. Pero no todos representan esa imagen. Yo los he visto tratar de huir en Libia, rendirse en Irak o llegar a un acuerdo en Siria. Eso no casa con el yihadista que quiere morir como un mártir. Ellos venden una imagen a través de los vídeos que es la que nos llega a occidente, pero no todos son así.

—¿Aquí no vemos igual a los muertos?

—Es acojonante lo de los muertos de primera y de segunda. Hablamos del ISIS por primera vez en Europa porque nos estaban poniendo bombas. Si no, básicamente nos importa una mierda lo que pasa en Siria. Es triste, pero es así.

—¿Dónde está el límite del riesgo por una gran foto?

—Se lo marca cada uno sabiendo hasta dónde quiere arriesgar. Al final, esto es una carrera de fondo y tienes que saber qué estás dispuesto a sacrificar.

—¿Las guerras de ahora son distintas?

—Creo que todas son diferentes. Yo he visto cosas en Siria que no he visto en ningún otro país. En todas las guerras hay muertes de civiles, pero aquí los han utilizado como moneda de cambio de forma sistemática.