Rosa Duarte, profesora e investigadora en Economía de la Universidad de Zaragoza, ha sido nombrada recientemente presidenta de la Sociedad Hispanoamericana de Análisis Input-Output.

--Su trabajo se relaciona con la influencia de los factores ambientales y sociales en la economía, ¿ha sido el coronavirus un experimento perfecto, en este sentido?

--La pandemia ha sido, y está siendo, un hecho histórico, por su intensidad, por su afectación mundial, por la incertidumbre… Sin duda ha puesto de manifiesto de forma abrupta nuestra vulnerabilidad personal, social y económica; en definitiva, las importantes interdependencias entre las esferas social, económica y ambiental y la alta globalización no sólo de nuestros sistemas productivos sino también de nuestros estilos de vida, movilidad, tecnología, investigación….

--Más allá de la caída de la actividad, ¿cree que la pandemia propiciará un cambio de modelo económico?

--Como he dicho, la pandemia ha aflorado fortalezas y debilidades de los sistemas, sus interdependencias, y creo que ha puesto de manifiesto que en el centro del sistema económico están las personas y sus necesidades. Se ha sido más consciente que nunca de la importancia de contar con sistemas sanitarios, educativos, tecnológicos y de investigación fuertes, del papel del sector público, de la importancia de los cuidados, del impacto que toda crisis deja en términos de desigualdad, o de la necesidad de valorar y proteger de verdad el entorno. Creo que ser conscientes de esta realidad va a llevar a revisar y transformar necesariamente algunos aspectos del modelo económico. De todo ello debemos aprender que el camino para hacer sociedades más resilientes, mejor preparadas para otras crisis pasa por avanzar en la Sostenibilidad con mayúsculas.

--¿Es optimista respecto a este tipo de salida, dados los modelos adoptados para salir de la crisis del 2008?

--Esta crisis es muy diferente a la del 2008, tanto en su naturaleza como en sus factores y en la afección, y la salida será diferente. Todo el programa de la Unión Europea, los estados y aquí las comunidades autónomas, se basa en la inversión (frente a la austeridad), en la recuperación. Europa es muy exigente con que el dinero vaya a iniciativas transformadoras, por lo que yo sí soy optimista respecto al cambio.

--¿Le parecen adecuados los pasos que se están siguiendo para salir de la crisis, se sigue pensando que la recuperación será en "V"?

--La pandemia ha obligado a tomar decisiones con un elevadísimo grado de incertidumbre, haciendo frente a la vez a una crisis sanitaria, social y económica. Y se está intentando hacer de la mejor forma posible, dedicando un gran volumen de recursos a atender las necesidades del sistema sanitario, a salvar empleos, a sostener rentas, y a paliar al máximo posible el deterioro del sistema productivo. No cabe duda de que la reducción de la incertidumbre, con la vacunación masiva y la mejora en los tratamientos permite ser más optimistas sobre el futuro, porque la incertidumbre frena la economía, la inversión, el consumo. La cuestión no es tanto qué forma tiene la recuperación sino cómo se sale de esta crisis, cómo se consigue que nadie se quede atrás, y cómo nos preparamos para el futuro. A escala europea, nacional y regional se han puesto en marcha todo un conjunto de instrumentos y recursos económicos, un ambicioso plan para recuperar las economías y apoyar la transformación de forma que esa recuperación llegue lo antes posible y sea inclusiva.

--A veces se critica a los economistas por no ver venir las crisis, ¿había alguna prevención sobre las consecuencias de una pandemia en círculos académicos?

--Es difícil ver venir una crisis de estas dimensiones y anticipar sus consecuencias, pero quizás nuestras aproximaciones sí nos permiten constatar que el elevado grado de interdependencia entre sectores, entre países, a través de lo que se ha denominado las cadenas globales de valor, hace que las disrupciones en alguna parte del mundo, o en algún eslabón de la cadena, se difundan rápidamente a la economía mundial, generado importantes impactos en renta, en empleo, en otras zonas del mundo. Nuestros modelos sí reflejan el riesgo y la vulnerabilidad de las economías, el grado de impacto medioambiental y cómo la dotación de tecnología y el capital humano les permite posicionarse mejor o peor en dichas cadenas, y por tanto sufrir más o menos algunos shocks. De alguna forma, se sabe que las crisis son cada vez más globales, y que la salida de las mismas no puede ser independiente de las acciones de los demás países o regiones. También la crisis nos ha dado muestras de cómo la colaboración internacional (por ejemplo en investigación) ha sido clave para superar barreras y acelerar procesos.

--¿Cuáles son las líneas de trabajo que se quieren impulsar desde su presidencia en la Sociedad Hispanoamericana de Análisis Input-Output?

--Sin duda, en primer lugar, queremos continuar la labor desarrollada por las Juntas anteriores, que han permitido impulsar y consolidar la asociación y sus redes internacionales, en este sentido, queremos ser continuistas, y con una connotación positiva. Creo que debemos también seguir fortaleciendo los vínculos con los investigadores latinoamericanos. Impulsar y dar difusión a la investigación de los jóvenes investigadores es otra línea de acción a potenciar. Es importante visibilizar la investigación realizada por las mujeres e impulsar su participación en las actividades. Finalmente, creo que es importante avanzar en el diálogo y la interacción con otras disciplinas, algo en lo que la metodología input-output ya tiene tradición, pero que se hace más necesario cada día. Los retos que tenemos por delante, la transición hacia economías sostenibles y justas no puede hacerse sin un enfoque multidisciplinar.

--¿En qué investigaciones están trabajando actualmente en su grupo de la Universidad de Zaragoza?

--Entre otros temas, trabajamos precisamente en crear modelos de una transición ecológica justa para el horizonte del 2050, en el papel de la innovación. También en los impactos de las estructuras productivas en la brecha de género, en el análisis de cómo la evolución de las estructuras económicas las ha condicionado en distintos países y cómo eso es un factor de desigualdad.