Arriaga Asociados nació con la primera oficina que este abogado abrió en el 2011 en Huesca. Hoy tiene 71 y 1.500 personas trabajando para él. El lunes habló de la banca en Zaragoza, en la Fundación Bernardo Aladrén.

—¿Le reconocen por la calle?

—Sí, sobre todo las personas de mediana edad. Cuando cojo un taxi, tres de cada cuatro veces lo hacen. En este último vuelo me ha reconocido la azafata.

—Es cierto... Acaba de llegar de Silicon Valley, ¿qué ha estado haciendo allí?

—Me han invitado a participar en un programa de la Singularity University sobre cómo desarrollar modelos empresariales de crecimientos exponenciales.

—Su cara aparece de forma masiva en ‘banners’ y anuncios de televisión. ¿Por qué esta publicidad tan agresiva?

—En este país tenemos la desgracia de que la gente no se cree que puede demandar a los grandes bancos y multinacionales. Tanto con la publicidad como con las oficinas abiertas en centros comerciales intentamos demostrar que con un abogado de calidad sí se puede.

—¿Por qué el fichaje de Iker Casillas como reclamo de márketing?

—Era cliente, hablamos con él y le gustó el proyecto. La mayoría del dinero que cobra lo entrega a oenegés. Es la imagen que queremos ser, gente normal.

—¿Cuál es su lema y su filosofía?

—Hagámoslo fácil. Lo que más me preocupa es que la gente se conforme. Hablamos de Goliat como del fuerte y de David como el débil, cuando en realidad tanto la Biblia como la vida real dicen que el débil es Goliat, y lo hemos demostrado. Llamo a los ciudadanos a luchar por lo que es suyo. Actualmente, los bancos están perdiendo el 95% de los casos en los juzgados especializados. Que vayan donde quieran, pero que recurran.

—Su despacho saltó a la fama con Bankia y las preferentes. ¿Rato en la cárcel es un precedente de lo que viene?

—Sí. A Rato, además le aumentarán la condena por la salida a Bolsa, que tiene la apariencia de fraudulenta. Nosotros, más que trabajar en contra de los malos, trabajamos a favor de los buenos y que los clientes recuperen su dinero y su dignidad, no meter a nadie en la cárcel.

—¿Qué opina de la sentencia del Supremo sobre los impuestos hipotecarios?

—La última, muy irregular. Se han apelado a sí mismos. Desde mi punto de vista, esta segunda sentencia no es legal y hace sospechar que el Supremo no es independiente. Mi opinión es que los jueces no tienen la obligación de seguir la jurisprudencia, máxime cuando en la última sentencia la mitad opina una cosa y la mitad, otra. Es un escándalo y no me extraña que llegue al Constitucional.

—Usted iba para cura, se salió y acabó en Nueno y en Zaragoza.

—Sí. Nací en Ocáriz (Álava), residí en Alsasua (Navarra) y realicé el noviciado en un seminario de Salamanca y lo dejé. La mayor parte de mi vida la he vivido en Zaragoza y en Nueno (Huesca). Fui gerente de Atades en Zaragoza unos 8 o 9 años, y otros 11 o 12 de Atades Huesca. Fui estafado por Martinsa-Fadesa y cuando terminé la carrera de Derecho me reclamé a mí mismo. Les llevé a juicio, gané y empecé a ayudar a mis amigos desde Nueno. Pensé que podía ser una actividad profesional. Y de ahí a los números actuales, que son bárbaros.