Este historiador impartió ayer en el Centro Ibercaja de Huesca la conferencia ‘Las tergiversaciones de la historia aragonesa’. En esta actividad repasó algunas de las distorsiones que ha sufrido a lo largo del tiempo el legado aragonés.

—La historia de Aragón, ¿ha sufrido con el paso del tiempo?

—Sí, ha sufrido muchas tergiversaciones. No solo la de Aragón, sino la historia en general. Dentro de esas tergiversaciones, creo que Aragón ha sido una de las comunidades más dañadas. Quedamos prácticamente en medio de dos nacionalismos muy fuertes, el catalán por un lado y el mal llamado nacionalismo español, que para mí es más bien castellano o madrileño. Y luego, los propios aragoneses hemos tergiversado nuestra propia historia a veces.

—¿En nuestra contra?

—No siempre. Hay quien piensa que el condado de Barcelona era poco menos que provincias de Aragón, y eso no es así. La Corona de Aragón era un conglomerado de estados con sus propias leyes e instituciones y lo único que tenían en común es que eran gobernados por una misma dinastía, a partir de los siglos XII y XIII. El condado de Barcelona, luego principado de Cataluña, era totalmente independiente de Aragón, y el reino de Valencia, lo mismo. Igual que hablan ellos de corona catalanoaragonesa, que es un término que se sacan de la manga en el siglo XIX, que nunca se utilizó y que es incorrecto, tenemos que aclarar a los aragoneses que el principado de Cataluña no era nuestra provincia.

—Estas tergiversaciones vienen de lejos…

— En general, parece que solo sea español lo que es castellano o madrileño. Por ejemplo, Alfonso I el Batallador, que fue rey de León, a los castellanos y leoneses no les gusta porque hizo unas cuantas purgas de nobles por allí. Gobernó, digamos, con puño de hierro, y lo han borrado de la lista de reyes. Por ejemplo, Alfonso XII, debería ser Alfonso XIII, porque se ha tomado la nomenclatura castellana y han borrado a Alfonso I el Batallador de la lista de reyes.

—La figura de Fernando el Católico, ¿también se ha visto afectada?

— Totalmente. Reinó en Castilla y en Aragón e Isabel nunca lo hizo en Aragón. Maquiavelo, cuando escribe El Príncipe, se inspira en Fernando el Católico, él mismo lo dice. Vienen con la excusa de que, para una mujer que se pone en valor a lo largo de la historia… qué casualidad, la única mujer que se pone en valor en el siglo XIX de la historia de España. El caso de los Reyes Católicos es un ejemplo, y es porque Isabel era reina de Castilla y representa lo español.

—La historia es una herramienta política…

— Sí, por supuesto. Los políticos saben que la historia es muy fácilmente manipulable y que puede ser utilizada para justificar presentes. Y lo hacen constantemente. Parece que no puedan sostener una idea política sin tener un aval histórico detrás. Y si no lo tienen, se lo inventan.

—¿Qué casos más sonados le vienen a la cabeza cuando piensa en estas tergiversaciones?

—Me parece muy escandaloso que, ya desde el siglo XIX, prácticamente no se ha enseñado nada de la historia de Aragón. Yo he tenido manuales de libros de escuela de principios del siglo XX en los que la historia de España es todo Castilla y solo aparece Aragón con el matrimonio de los Reyes Católicos, pero para decir que Isabel se casaba con Fernando. Hemos evolucionado un poquito desde entonces pero tampoco mucho. En las propias escuelas aragonesas se sigue dando esa historia castellanizada de nuestro país, en la que Aragón prácticamente es una nota al pie de página en el cómputo global de la historia. Y en Aragón han ocurrido cosas como haber sido uno de los primeros estados de Europa en tener presunción de inocencia, en abolir la tortura, salvo excepciones como la falsificación de moneda, de tener una institución como el Justicia, que es lo más parecido a un actual Tribunal Supremo, un intermediario entre el Rey y los súbditos… cosas avanzadísimas de las que cualquier país presumiría. Y en España no presumimos de esto. Si hubiera dado en Castilla, otra cosa sería.

—¿También pasa en el entretenimiento?

—Por ejemplo, en la serie de Carlos V cogieron el juramento que hacían los justicias a los reyes de Aragón nada más acceder al trono, que dice así: Nos que valemos tanto como vos, y juntos más que vos, os hacemos Rey y señor entre los iguales si juráis guardar nuestros fueros y libertades. Y si no, no. Esto es en el medievo, le estás diciendo a un rey que es igual a sus súbditos y que lo hacen rey si se somete a las leyes. Pues en esta serie lo ponen como si fuera un juramento de las Cortes castellanas.

—¿Nos hemos preocupado en Aragón de defender lo nuestro?

— En absoluto. Se sigue dando ese tipo de historia en el propio Aragón. Algunos sitúan la fundación de España con el matrimonio de los Reyes Católicos y esto no es así, con ese enlace lo único que pasa es que las coronas de Castilla y Aragón son gobernadas por una misma dinastía a partir de entonces, pero hasta el siglo XVIII Aragón tiene sus propias leyes, instituciones y formas de gobierno. Un castellano en Aragón era extranjero y no podía ocupar ningún cargo político. Y un aragonés en Castilla, tampoco. Esto no acaba hasta que los Borbones implantan los Decretos de Nueva Planta. Hemos asumido como propia esta historia de Castilla. E igual sería interesante que en las escuelas, no solo de Aragón, sino de todo el país, se diera una historia de España más equilibrada, en la que todos los territorios tuvieran el peso que tuvieron. Y esto no ocurre.