El fotógrafo expone hasta el 8 de febrero en Ibercaja Actur su serie de instantáneas nocturnas del pueblo viejo de Belchite, ‘Cuando se apaga la luz’, que se han plasmado también en un libro que acaba de ver la luz.

—¿De dónde surge Cuando se apaga la luz?

—Son todo fotografías nocturnas del pueblo viejo de Belchite porque yo desciendo de allí. Hace cinco años que comenzó este proyecto con las visitas que había al pueblo viejo. Desde el ayuntamiento se me propuso que pudiera dar talleres de fotos nocturnas en el pueblo viejo. A raíz de ese proyecto, de 19 noches que he pasado con grupos haciendo fotos en el pueblo viejo fui acumulando una serie de fotografías y había que plasmarlo de alguna manera. Hice una exposición ahí en Belchite y ahora esto es el complemento de esas 19 noches en las que han salido 4.043 fotografías. De esas he creado el libro con 55.

—¿Solo 55? Difícil elección supongo.

—Hoy igual si hiciera la selección salían otras 55 pero...

—Le dedica el libro a su madre...

—Siempre nos contaba cómo era el pueblo viejo antes de la guerra. A mi madre le pilló toda la batalla allí en Belchite, de niña adolescente. Eso siempre lo he vivido, hemos paseado por el pueblo y nos ha contado historias de lo que pasó, de lo que hacían en la posguerra. Al fin y al cabo ella la vivió en los sótanos como la vivió toda la población civil. Luego cuando entran las fuerzas republicanas se llevaron a la población civil y ella ya no vivió más la guerra allí. Esto es un poco homenaje a todo lo que se vivió.

—¿Por qué la fotografía nocturna?

—Porque puedes sacar otras texturas de la foto y es otra manera de ver. La gente no está acostumbrada a ver todas las estrellas, toda la Vía Láctea que se ve en las noches de Belchite... Es una especialidad que no hace mucha gente y que son de otra manera de ver el pueblo que a la que estás acostumbrado. Sacas matices diferentes que no sacas durante todo el día, da una imagen más reposada. Además, las estrellas cuando se ven a través de una ventana choca mucho. Porque a través de las ventanas tú ves una casa pero a través de las del pueblo viejo se ve otra vez el cielo.

—Y eso que algunas parece que hasta estén hechas de día.

—Es que son de larga exposición, muchas pueden estar hasta dos minutos con el obturador abierto. Siempre hay mucha luz y si hay luna llena salen hasta sombras negras de la luna.

—¿Sigue haciendo fotos nocturnas en Belchite o ya ha parado?

—Sí, sí, sigo, sigo… Este año lo que pretendo es hacer una serie de experiencias fotográficas con un acuerdo que he llegado con el ayuntamiento. No solo de foto nocturna del pueblo viejo sino de todos los vestigios de la guerra.

—Si le digo que elija solo una foto...

—Es muy difícil pero las que más me impresionan son las de la iglesia de San Martín con la Vía Láctea, pero hay tantos rincones… Hay una a la que le tengo mucho cariño que igual es la más fea. Es un edificio al que le hice la foto en el 2015 que ya no está. También hay alguna foto comparativa como estaba hace unos años y cómo está ahora. Es que como yo conocí el pueblo viejo a como está ahora no tiene nada que ver.