«Soy zaragozano como el que más, de Jaén», dice este actor, director de teatro, ‘runner’, monologuista, sufridor zaragocista, profesor del Conservatorio de Danza y «felicísimo timbal del Descendimiento».

—Al final se ha salvado su Zaragoza.

—Sí. Soy sufridor sufridor. De los de encender la radio y apagarla enseguida por lo mal que lo paso. Es infame lo que estamos viendo, pero ahí seguimos.

—¿Aún le confunden con Agapito?

—Sí. Una vez me dejé el abono en casa y al llegar a los tornos me dijeron: «Tranquilo, el presidente pasa» (risas). Ahora podría ser que me dejaran pasar, pero por confundirme con otro presidente, Lambán. ¡Soy experto en presidentes!

—Lambán le dedicó un tuit: ‘Cuánto me gustaría parecerme a Rafa Blanca’.

—Sí. Es encantador. «En mi casa te prefieren a ti», me dijo una vez (risas). Un día en la Vuelta a Aragón fueron unos críos a decirle que se querían hacer una foto con el de Oregón TV. A mí aún me confunden con Agapito y a Lambán lo confunden conmigo. Se lo toma muy bien, da gusto.

—¿Al Zaragoza se le podría sacar el punto de humor hoy en día?

—Muchas veces hablamos con Diego Peña, Bernal, Asín y Fraguas, que eran los guionistas de En el Fondo Norte, qué pasaría hoy en día. La situación es cómica, sí, pero no tenemos jugadores carismáticos, solo Zapater y Víctor Fernández. Siempre pensamos en volver a hacer ese programa y la gente lo pide, pero por ahora no es posible.

—Sufre con el descenso del Zaragoza, pero no con el Descendimiento.

—Lo mío es descender (risas). Soy futbolero, actor profesional y director de teatro, pero fundamentalmente cofrade del Descendimiento. Desde niño amo la Semana Santa y en Zaragoza he vuelto a renacer como cofrade. Mi familia es de Jaén y llevo en una cofradía desde que nací. Pero cuando murió mi tío, decidí dejarla y salir con la de mi colegio, los Jesuitas, en la procesión de Martes Santo que llevo viendo desde que era pequeño. Hoy soy un felicísimo timbal del Descendimiento. Me llena más ensayar con la cofradía que ensayar una obra de teatro.

—¿Con qué proyectos está ahora?

—Estamos con la obra El sobre verde; con un espectáculo que le hemos dado una vuelta de tuerca y ahora se llama Los restos del naufragio; en diciembre haremos en el Teatro Principal el Peer Gynt de Ibsen en una versión de Carlota Pérez Reverte; estoy preparando mi propio monólogo sobre un ciclista italiano… Este año hago 20 años de actor profesional y estoy en todas. No paro, no me gusta parar. Seguiré con Oregón TV y me estoy metiendo en dirección. Estamos llenando por toda España en un espectáculo con Patricia Ramírez, la psicóloga, que se llama Diez maneras de cargarte tu relación de pareja y vuelvo con otro espectáculo que se llama Increíble pero cierto, con Diego Peña.

—¿Le queda tiempo para algo?

—Sí. Mi objetivo es acabar este año el Maratón de Valencia. La estoy preparando con el Método Fernández, que así se llama mi equipo. Es de un entrenador de mi hija en el Zenit, Entreno, actúo, dirijo y voy a casa, ni una cerveza me tomo. Así todos los días. Ah, y soy profesor en el Conservatorio de Danza a media jornada. La gente me dice que estoy en todos los sitios. Acabo de cumplir 40 años. Si no lo hago ahora, ¿cuándo lo voy a hacer?