Toño Adán, responsable de Clic Zaragoza, una app de ocio zaragozana que se ha unido a la empresa aragonesa de movilidad urbana Flycar para crear un servicio de recogida y entrega a domicilio ético, responsable y justo con el establecimiento y los trabajadores que lo llevan a cabo.

-¿Cómo surgió la idea de uníos Clic y Flycar?

-Nosotros con Clic llevamos un año funcionado ya. Era un proyecto que teníamos encima de la mesa pero no era prioritario, pero con este problema de la pandemia, decidimos acelerarlo. Con Flycar surge porque conocemos a unos chavales que arrancan en Zaragoza este proyecto de servicio a domicilio. Ellos tenían el problema de la visibilidad y es lo que nosotros tenemos, visibilidad con la app porque la gente ya la empieza a conocer. Lo primero fue analizar como era el mercado que estaban ofreciendo otros y una vez que vimos las condiciones tan leoninas que imponen, es cuando creímos que era posible encontrar otra fórmula que fuera más coherente, más ética y más responsable con todos.

-En estos tiempos, ya no renovarse... es o te adaptas o mueres.

-Sí, nosotros con la app nos hemos tenido que reinventar un poco. De la idea inicial hemos ido variando en servicios, que es lo que creíamos que necesitan los establecimientos, más que publicidad y que se les vea.

-Su aplicación está dedicada al ocio y la cultura y no son buenos momentos.

-No son los mejores. Ahora no es momento de cobrar a nadie por estar ni por nada sino todo lo que sean servicios y herramientas que les puedan ser útiles y que nos echemos una mano entre todos.

-¿Cuantos restaurantes están incluidos en el servicio?

-En estos momentos tenemos ocho para dar de alta y hablando con 20 o 25 para arrancar ya. Esperamos que sea como una bola de nieve y conforme nos vayan conociendo quieran estar ahí.

-Se publicó recientemente un estudio, que señalaba que el 25% de los aragonesas han aumentado la compra por 'delivery'. ¿Es un buen momento para estas iniciativas?

-Desgraciadamente es el mejor. La única forma de ingresos para los establecimientos sin terraza es el servicio a domicilio. La clave es darle una vuelta al servicio. Lo normal es cobrar un porcentaje del tíquet y nosotros lo que hacemos visible es que hay un trabajador, unos costes aparte de un servicio. No se paga por tíquet ni porcentaje ni por algo que no se está haciendo. Queremos que el usuario final sea consciente de que el trabajador se recorre unos kilómetros y tiene que pagar unos servicios para que se lo pongan en su casa. Por contra, lo que queremos garantizar es que la carta de los restaurantes no suban Si lo conseguimos, esa es la forma de que la gente entienda que incluso le está saliendo más barato y la persona que está trabajando está cobrando un sueldo digno.

-¿Ustedes son solo intermediarios?

-Con Flycar es una alianza. Ellos ponen el soporte del envío y logística del envío y riders y nosotros la plataforma de menús y servicio a domicilio.

-Una de las novedades es la llegada a los barrios rurales... era un servicio muy demandado.

-Buscando nichos de mercado nos dimos cuenta y sacando la conversación con gente nos dimos cuenta de eso. Es lo bueno es sentar en la mesa a mucha gente, establecimientos, consumidores, repartidores y notamos que era una queja de los barrios rurales. La gente era tenemos que morir al palo de pedir un Telepizza porque es lo único que nos llega. Además, porque de fuera hacia allí si que están sirviendo y ven como pasan por la puerta de su negocio viendo como ellos no pueden hacer nada.

-Hablan de un servicio ético, responsable, de justicia para el trabajador... no son palabras muy utilizadas en el mercado laboral. ¿Por qué es una de sus señas de identidad?

-Porque nos parecía sobre todo tema de conciencia, no sacar partido de esta situación si no ofrecer el servicio que fuera ético y justo. Un establecimiento no tienes que tocarle tu tíquet, sería como si tu subieses al autobús y te cobrasen por lo que tú llevases encima. No hay que tocar el tíquet sino ofrecerle un servicio, y el cliente tiene que ser consciente de que no es lo mismo ir de la plaza de España a la plaza de Aragón que ir al final del Actur. Eso hay que pagarlo. Si a ti te cuesta lo mismo, el que lo lleva que pierde dinero. Además la transparencia de que el establecimiento no sube la carta. Comes la misma calidad que si fueras al restaurante.

-Llevan poco tiempo. ¿La gente responde o aún no se puede valorar?

Llevamos un mes, empezamos con la hamburguesería Sajonia, que ha sido nuestro conejillo de indias. Ellos no querían trabajar en las condiciones que se le ofertaban. Le presentamos nuestro proyecto y le gustó mucho. Está funcionando al 100 pro cien sin problemas y es el momento de empezar, primero con dos, ahora con ocho y así cada semana se incrementan los restaurantes.

-¿Cuál es su techo?

-Nuestro objetivo como aplicación es asentarnos en Zaragoza y que la gente nos tenga como una aplicación de referencia , que haya gente que entre porque quiere pedir comida a domicilio o porque le guste como está el cine, como lo mostramos, gente que quiera buscar un concierto, una actividad para niños... el servicio a domicilio es un complemento, es algo más que queremos poner ahí para beneficio de todos, del usuario final que encuentra ahí una oferta apetecible y de los establecimientos que puedan llegar a la gente sin tener una aplicación concreta para este servicio.