‘@sudigitallawyer’ es abogada especialista en derecho tecnológico, protección de datos y ciberseguridad en Elece Legal. Tiene, además, una experiencia de más de 20 años en el mundo de la consultoría empresarial.

—¿Nos han echado la red?

—Somos digitales. Nos lo creamos o no, prácticamente todo lo hacemos conectados o sin desconectarnos a internet. Compramos viajes, ropa o billetes de tren, vemos películas, hablamos por Whatsapp, interactuamos en las redes... Todos somos datos en el ciberespacio.

—¿Es un peligro oculto?

—No sabemos quién tiene acceso a nuestros datos, dónde queda registrada nuestra actividad, ni quién está al otro lado. Puede haber alguien en el ciberespacio esperando un simple descuido para acabar con nuestra reputación, robarnos la identidad o nuestras cuentas de usuario, afectar a nuestra carrera o acceder nuestra cuenta bancaria. A menudo olvidamos la seguridad de nuestros dispositivos móviles, auténticos ordenadores de bolsillo, en los que tenemos una ingente cantidad de información que no protegemos.

—¿Los móviles marcan nuestras vidas?

—Son el centro de ellas. Les dedicamos una buena parte de nuestra jornada diaria; en ellos tenemos almacenada toda nuestra vida en forma de fotos, mensajes, conversaciones, recordatorios, correos y documentos de trabajo...

—¿Existe un riesgo real a la hora de utilizar nuestros móviles?

—Sí, por supuesto. No debemos olvidar que un móvil es hoy en día un ordenador (en la mayoría de los casos más potente que nuestros portátiles) y que está conectado a internet las 24 horas del día. En sí mismo, eso ya es un riesgo importante. Si le añadimos que en nuestro móvil tenemos almacenada una gran cantidad de información personal de todo tipo (fotos, direcciones, acceso a banca online, archivos, vídeos, contactos...), el riesgo de que pueda producirse un acceso no autorizado al mismo debería preocuparnos.

—¿Somos poco cuidadosos?

—Sí. La seguridad total no existe, es evidente, pero siempre podemos seguir una serie de pautas que nos ayuden a minimizar esos riesgos y, por tanto, a aumentar nuestra seguridad. Todo está a un solo clic de distancia y cualquiera que tenga acceso a nuestro dispositivo, física o remotamente, puede beneficiarse de ello.

—¿Deberíamos tener miedo?

—No se trata de miedo, sino de concienciarnos de que el riesgo existe. A todos nos da pánico perder el móvil o que nos lo roben. Sin embargo, no prestamos la misma atención a que alguien pueda acceder a él, por ejemplo, si nos conectamos a una wifi pública.

—¿Los móviles nos escuchan?

—¡Claro! Pero lo hacen porque se lo permitimos. Una recomendación básica es revisar los permisos que damos al instalar las aplicaciones. Actualmente se pueden conceder o retirar los permisos de forma individual. Si una aplicación nos pide permiso para acceder a nuestro micrófono (Instagram, por ejemplo, si queremos publicar una story), no le quepa duda de que lo va a utilizar para escucharnos. Si no queremos que nos escuche, hay que retirarle el permiso de acceso al micrófono. Lo mismo con el resto de permisos: geolocalización, galería de fotos... Aquí nuestra privacidad está en juego.