Soñó con ser astronauta y aún sigue soñando, aunque en el cine. Es realizadora y agitadora cultural. Estos días, encabeza una nueva edición de La Mirada Tabú, que se celebra en Zaragoza hasta el día 19. Ayer, recibió en Canarias un premio por toda su trayectoria.

Esta contraportada le pilla fuera de su Zaragoza natal. Ayer recogió un nuevo premio en Las Palmas de Gran Canaria...

Es un premio de la Asociación de Mujeres Empresarias, Profesionales y Emprendedoras Charter al trabajo por los derechos de las mujeres. Me resultó curioso que fuera «a la trayectoria», porque eso quiere decir que tienes unos años... (risas) En medio de este año tan frustrante, en el que no he podido estrenar tantas cosas que tengo por estrenar, el premio ha sido un bálsamo.

El bálsamo ha coincidido en plena celebración del festival La Mirada Tabú...

El festival se inauguró el día 9 y se clausuró el 19 de diciembre. Este año ha sido un reto, porque vivíamos con la incertidumbre de si podríamos organizarlo y hacer una parte presencial. Yo me había empeñado en esto y ha sido que sí. Es importante acudir a una sala de cine, ver cortos y conectar con el público. El cierre de salas y de la actividad cultural han sido noticias muy tristes para los que trabajamos en esto y para los que amamos el cine. Y es curioso porque, por otro lado, en esta crisis, lo que nos ha salvado de la impotencia ha sido el audiovisual. Hemos estado conectados a través de millones de plataformas.

¿La pandemia se ha dejado notar en las propuestas que han llegado al festival?

Ha sido uno de los grandes temas, pero no el único. Hay trabajos sobre la vejez, la infancia, la violencia... En total, a la Mirada Tabú se han presentado en esta edición 907 trabajos del todo el mundo, lo que ha significado un récord. Se han seleccionado 25 cortos internacionales y 8 aragoneses.

Hábleme de las actividades del festival...

Hay proyecciones en Filmoteca y Centro de Historias, que se pueden ver en formato presencial y online, a través de la cuenta de facebook del festival, simultáneamente y solo a esa hora. Y también actividades como la disertación que los poetas Miriam Reyes y Fernando Martín hicieron ayer en Cálamo sobre lo que es tabú. Por otro lado, el pintor José Moñú ha realizado una exposición sobre este tema en su estudio, que se puede ver con cita previa. Y el día 19, con la clausura, habrá varias cosas, como una actuación de Gustavo Jiménez, un performance vocal, otra de José Luis Esteban, con poesía suya y de Manuel Vilas, y la proyección de los cortos ganadores. Si hay algo que nos gusta es enseñar lo que se ha premiado. Y ver qué es lo tabú de cada año.

Para usted, ¿qué es tabú?

Para mí lo tabú es siempre lo que tiene que ver con las emociones, con lo más privado. Pero es curioso ver cómo ha evolucionado el concepto de tabú en estos años. Este festival nació porque Agustín Gil, que es el dueño de la Casa Magnética, quería que hiciera algo es sus locales, aunque luego se retomó por el apoyo del ayuntamiento. Recuerdo que, el primer año, nos mandaron una gran variedad de cine erótico. Y hubo que afinar las bases.

Hablaba antes de la infancia. Creo que de pequeña quería ser astronauta. ¿Cómo se enamoró del cine?

¡El espacio sigue siendo mi pasión! Y me entretengo leyendo sobre agujeros negros. Y en mi historia con el cine hay varias cosas. Primero, mi padre era muy cinéfilo. Nos llevaba al cine muy a menudo. Y me gustó desde niña. Yo recuerdo un día, en tercero de EGB, en el que una chica nos vino a explicar lo que eran los planos: un picado, una angulación... Me acordé de ella toda la vida. Luego, estudiar cine aquí era complicado pero yo pensé que iba a ser tremendamente infeliz si no lo intentaba, así que busqué mi camino.

En ese camino ha habido muchas cosas, incluyendo mucho cine dedicado a mujeres, como Elvira de Hidalgo, sobre la que prepara un documental.

Soy de una familia de mujeres, mayoritariamente. Somos una base importante de la sociedad. Somos capaces de sacar adelante muchas cosas. Y esa profundidad... A Elvira de Hidalgo, que era de Valderrobres, casi nadie la conoce. Pero fue la maestra de María Callas. Y, si investigas su biografía, te das cuenta de que también fue una de las cantantes más importantes de su tiempo.

¿Qué otras cosas tiene entre manos?

El día 21 estreno online un documental sobre mujeres LGTB y trans y violencia de género. Y, después, la primera animación que hago, con Sergio Duce, entre otros, sobre María Rondo que un activista cultural y social. Además, el año que viene verá la luz mi documental sobre Florián Rey.

¿Cree que es suficiente el apoyo de Aragón al cine?

A día de hoy son un poco más conscientes de que el cine es una empresa cultural que da mucho trabajo y una visibilidad enorme. «Un país se cuenta a través de su cine», decía Berlanga. Eso también es aplicable en Aragón. Eso hay que apoyarlo para hacer largometrajes, para exportar talento.