Víctor Vidal Lacosta abordó en su tesis doctoral uno de los grandes males del siglo XXI. Este médico del Trabajo e inspector de la Seguridad Social zaragozano lleva años dedicado a estudiar el estrés y su influencia en la aparición de enfermedades.

—Lleva años estudiando el tema del estrés como gran problema laboral.

—Y casi podríamos decir un problema de salud pública. En Japón lo han declarado como tal, con consecuencias graves, como la muerte de sus trabajadores en pleno desarrollo de sus tareas. Allí lo han enfocado desde el tema de los recursos humanos para intentar prevenir.

-Pero, en las empresas las inspecciones de trabajo ya regulan la salud laboral...

-Hay cosas como la ergonomía y la seguridad laboral que se controlan adecuadamente. Pero el estrés laboral que está dentro de la psicosociología se menosprecia. Con la gravedad de que el 80% de las enfermedades están directamente relacionadas con el estrés. La gravedad que conlleva un estrés crónico supera en cinco veces la que supone el tabaquismo. Ahora mismo, está en el foco la relación del cáncer y el estrés.

-Pero, de alguna manera, el estrés también nos ayuda a algunos a funcionar...

-Hay que diferenciar entre el eustrés, que es el del día a día, el que nos permite reaccionar, y el distrés, el patológico, que conlleva grandes problemas. Y lo peor es que nadie pone freno.

-¿Dónde está el límite?

-Cada persona tiene un umbral diferente. Pero esa barrera es un punto de ruptura, porque el estrés se cronifica.

-¿Qué se puede hacer para reducir el estrés patológico?

-Se puede hacer mucho y las empresas pueden hacer mucho y no lo hacen. Y no es solo un tema de salud, también afecta a la productividad. Para eso deberían apostar por la prevención psicosocial y por el bienestar de los trabajadores. Hay factores de ruido, factores ambientales, de condiciones del edificio... Se pueden potenciar técnicas de risoterapia, de relajación. Políticas de felicidad.

-¡A los que reímos más deberían valorarnos más como trabajadores!

-Pues sí. Quien ríe más es que está menos estresado. El estrés crónico afecta a muchas cosas. Por ejemplo, al hipocampo, con lo que baja la memoria y sube la accidentabilidad. Cuando se vive siempre en modo de emergencia, la mente y el cuerpo pagan un alto precio.

-Le he oído decir que la farmacología prepara alguna revolución al respecto...

-Ahora mismo hay tratamientos para síntomas asociados con el estrés, pero abordar una terapia farmacológica que fuera al centro del problema lo cambiaría todo. Ya hay laboratorios trabajando, por ejemplo, en la aerosolterapia de oxitocina que se ha visto que esta hormona, además de ayudar al parto, en dosis pequeñas reduce el estrés.

-También hay alimentos que ayudan...

-Sí, por ejemplo, los chocolates con más de un 70% de cacao, porque contienen oligoelementos. Pero hay más.

-Y dice que ayuda la lectura de prensa en papel... ¡Eso me interesa!

-Ayuda mucho. Durante la lectura en papel se potencian la vista, el tacto y el olfato y esto aumenta la oxitocina, queayuda a digerir el estrés. Eso no pasa con las pantallas. Estará de acuerdo, ¿no?