Cuando comienzan a apagarse las luces de las fiestas navideñas, bombos y trompetas resuenan con intensidad por muchos rincones de Calatayud. Sin duda, es el preludio de la Semana Santa bilbilitana, una de las más antiguas y peculiares de toda España, a lo que también se une ser una de las pocas localidades del país que cuenta con una representación bíblica y pasional que la hace diferente.

Tal y cómo explica el secretario de la Junta Mayor de Hermandades, Fran Lorenzo, "su origen se remonta al siglo XV tras la fundación del Monasterio de San Francisco de Asís, por parte de los frailes franciscanos, llamados en sus inicios Hermanos de Penitencia, y que incentivaron la práctica de estas ceremonias, llegando a alcanzar un gran renombre en todo Aragón".

Sin embargo, a pesar de las muchas vicisitudes que esta manifestación religiosa ha experimentado a lo largo de su historia, actualmente se puede decir que vive uno de sus momentos de máximo esplendor. Para Lorenzo, "el futuro es muy esperanzador, por el importante empuje que la juventud bilbilitana ha dado a esta festividad, cuestión a la que ha contribuido muy especialmente la proliferación y fomento de las bandas de tambores y bombos". Y es por eso que hoy Calatayud cuenta con 6.000 personas entre cofrades y hermanos, repartidos entre las trece hermandades, una de las cuales se ha creado este mismo año. Pero es que además, estas hermandades forman parte activa de la ciudad, participando en diversas iniciativas como la gestión del Museo de la Semana Santa de Calatayud, que alberga 12 de los 24 pasos procesionales. En este espacio también se pueden encontrar piezas de pintura, escultura, orfebrería, ornamentos y mobiliario de los siglos XVI al XX del patrimonio histórico artístico de la Junta Mayor de Semana Santa y del Ayuntamiento de Calatayud.

Asimismo, organiza, ocasionalmente, exposiciones de pintura, escultura, fotografía o de documentos, "que permiten la difusión de los fondos artísticos y documentales de esta institución penitencial", subraya Lorenzo.

Otra de las acciones en las que participan los miembros de las hermandades es en labores de restauración limpieza y conservación de todo su patrimonio histórico artístico.

Y para esta importante actividad el apoyo del ayuntamiento es incuestionable. De hecho, colabora tanto en labor de logística como de montaje en los actos propios de la Semana santa, pero también contribuye económicamente a través de un convenio de colaboración con la Junta de Hermandades.

Sin duda, todo un ejemplo de colaboración entre entidades que ahora, a comienzos del siglo XXI, tiene ante sí un importante reto: convertir estas fechas en un auténtico referente nacional y por tanto darle un mayor impulso turístico.

Para Lorenzo, "la ciudad tiene otros muchos atractivos asociados a estas manifestaciones populares de fe que debemos dar a conocer como es una rica y variada gastronomía y , por supuesto, un rico patrimonio monumental", destaca.