En el año 154 a. de C. el imperio romano declaró la guerra a Ségeda, la capital de los Belos. Tal era la amenaza que suponía para Roma el crecimiento y la independencia de este pueblo celtíbero, que Roma se vio obligada a adelantar la fecha de elección de los cónsules del Idus de Marzo al 1 de enero, dando lugar al calendario actual.

Mara rememoró el 27 de marzo este acontecimiento así como la batalla con la que el Imperio Romano arrasó la ciudad de Segeda, una completa desconocida para la historia hasta hace unos años. Curiosamente, aunque la celebración estaba prevista para el 13 de marzo, los atentados de Madrid --"las guerras presentes"--, obligaron entonces a aplazar los actos festivos. Celtíberos y romanos se mezclaron con el público en una jornada de disfraces al objeto de escenificar las circunstancias históricas que llevaron a la declaración de la guerra de Roma a Segeda y al consiguiente cambio del calendario.

Así, Mara se convirtió por un día en un pueblo celtíbero y volvió a poner en circulación el sistema monetario de la época, formada por Ases, semis y quadrans, imprescindibles para realizar todo tipo de compras. Los niños pudieron reconocer también el signario celtibérico y transcribir su nombre, así como dibujar a los personajes, que vestidos de romanos y celtíberos, sitiaron la localidad. Las tradiciones celtíberas llegaron hasta la cocina, y el medio millar de visitantes, pudo disfrutar de un nuevo plato que se incorporó en los idus de marzo, el Capodanno con borrajas, que tomaban los guerreros.

Por la tarde, la nieve obligó a trasladar los actos festivos al pabellón polideportivo. Allí se representó un "Combate Singular" que enfrentó a dos "aguerridos celtíberos segedenses" para decidir si seguían ofreciendo su apoyo a Roma o por si lo contrario decidían retar al imperio, lo que finalmente supuso su desaparición del mapa. Sin embargó, el arrojo de este pueblo quedó relegado a la sombra de la historia. Dos milenios después, gracias a las excavaciones que dirige el profesor Francisco Burillo en el yacimiento de Segeda, se están descubriendo algunas claves que corroboran la importancia que tuvo la capital de los Belos en aquella época, en la línea de otros asentamientos más conocidos como Numancia.

R. CRISTOBAL