El escenario ya está preparado. Los decorados, las máquinas y el vestuario de los protagonistas se encuentran ya en las inmediaciones de la casa azul listas para el derribo inminente. Los espectadores lo saben y se acercan para ver los últimos días del bloque 6 y 8 de la calle Justo Navarro, afectado el pasado 10 de noviembre por una enorme sima.Las máquinas de la empresa vasca Usiaga, encargadas de acometer derribo, pesan más de 120 toneladas y han tenido que ser transportadas hasta Calatayud por piezas y escoltadas por la Guardia Civil. Se trata de estructuras automóviles dotadas de brazos móviles de accionamiento hidráulico.

Al no poder introducirse en el edificio maquinaria auxiliar el potente brazo de las máquinas incluyen una cizalla para cortar elementos estructurales, una pinza capaz de demoler forjados y tabiquería, y una mordaza trituradora que reduce el tamaño del residuo para su transporte.

La maquina de demolición será accionada por un operario situado en su cabina, ligeramente por encima del nivel de calzada, con la herramienta cortadora por encima del edificio, por lo que éste le imposibilitará la visión directa del punto de trabajo. De esta forma, otro operario situado en una plataforma elevadora automóvil será el encargado de dirigir la operación comunicándose con el maquinista por radio-teléfono.

El derribo será una auténtica operación de bisturí que se prolongará dos meses. Por eso hay que cuidar y prever meticulosamente cada detalle, sobre todo las medidas de seguridad. Durante las últimas semanas se han continuado los trabajos de nivelación para conocer el estado de la estructura y se han mantenido los más de mil puntales que se conservan en el inmueble. Antes de la demolición mecánica ha sido necesario retirar los elementos peligrosos que suponen un riesgo para los operarios.

Otra particularidad de los trabajos es la necesidad de regar constantemente los pisos del inmueble para impedir que la zona se convierta en una nube de polvo producida por la caída de escombros los pisos inferiores. Por tanto será necesaria la disposición de una cisterna equipada con motobomba. También el firme de la calle sufrirá las consecuencias de la demolición, la maquinaria de más de 120 toneladas se repartirá entre dos ruedas orugas, con unas medidas de 502 x 75 centímetros, que harán necesario sanear y reponer el suelo tras finalizar la obra.

RUBEN CRISTOBAL