Su nombre lo dice todo, adentrarse por los laberintos de la gruta de las Maravillas es, cuando menos, una experiencia sorprendente. Estalactitas, estalagmitas, recovecos, oquedades... las cavernas del paraje de San Juan en el municipio de Ibdes ofrecen un panorama muy distinto al que el exterior nos tiene acostumbrados. La denominación de esta gruta alude sin duda a la sensación que embargo a sus descubridores a principios del siglo XX.

Dentro de la gruta de las Maravillas hay dos galerías, una aproximadamente de 50 metros de longitud y otra que no llega a 20. En cuanto a la altura hay importantes variaciones, con zonas que superan los tres metros y otros pasadizos que apenas cuentan con un metro de altura. Además de esta gruta principal, hay otra que tiene su entrada en la ermita de la Soledad pero que actualmente está cerrada debido a las malas condiciones en que se encuentra. Al parecer, ambas grutas se encontraban comunicadas en el pasado, aunque hoy en día no es posible pasar de una a otra.

Para que se origine un paisaje de estas características tienen que pasar miles de años, la génesis de esta gruta se enmarca en el cuaternario, hace unos 50.000 años, con los sedimentos depositados por el río Mesa. El agua disuelve el carbonato cálcico y precipita la sal formando estas estalactitas --en el techo de las cavidades-y estalagmitas -en el suelo--. Por ello es importante que la gente también se conciencie para que no se pierda un patrimonio tan singular, como es el del paisaje subterráneo.

En el mismo paraje de San Juan se encuentra una antigua nevera, excavación donde se conservaba la nieve y el hielo para la conservación de los alimentos durante el verano. Esta nevera tiene más de siete metros de alto, y una anchura de casi cinco metros. Pese a que se trata de una construcción artificial, su aspecto y propiedades son similares al de las grutas naturales ya que se trata de una caverna subterránea utilizada en estos casos para el mantenimiento de la nieve. Por ello nos hablan también de las costumbres y formas de vida de nuestros antepasados, una información que en ningún lugar deben quedar en el olvido porque forman parte de nuestra herencia cultural.

R. CRISTOBAL[piefoto1.100]

El alcalde de Ibdes, Ramón Duce, en la gruta de las Maravillas.