El cantautor y poeta aragonés Angel Petisme (Calatayud, 1961) se ha lanzado al ruedo de la prosa con el libro El cielo de Bagdad (Editorial Xordica), que presentó en La Casa de las Culturas. La obra (cuyo 10% de las ventas se destinará al programa de colaboración sanitaria del Comité de Solidaridad con la Causa Arabe) es un "canto a la esperanza", y el testimonio de sus vivencias en tierra iraquí en febrero del 2003, país donde acudió junto con la Plataforma de Mujeres Artistas con la intención de parar la guerra y llevar una sonrisa y una canción a las víctimas.

--¿Poeta, cantautor o prosista?

--Juego al despiste. En los medios musicales digo que soy un cantante que escribe y en los literarios un literato que canta. Esta es mi primera incursión en la prosa, y la obra engloba todas mis facetas.

--¿Cómo se planteó escribirlo?--Al volver de Bagdad sabía que tenía que contar, a modo de terapia, toda esa rabia, impotencia y dolor que había visto allí. En Irak yo relataba diariamente las vivencias en mi web. Resulta que la cosa fue tomando cuerpo y finalmente me dije: "Esto hay que publicarlo". Además había recibido muchos correos animándome a plasmar en una obra todo lo que iba contando.

--¿Qué es lo que más y lo que menos le gustó de Irak?--Lo que menos, el dolor y la impotencia de la población. El uranio empobrecido que lanzaron los americanos ha llegado al subsuelo, provocando epidemias y contaminando los cultivos. Hay una cantidad ingente de casos de cáncer, sobre todo de leucemia, producidos por esta sustancia. Y, pese a su dolor, lo que más me gustó fue lo maravilloso que es el pueblo iraquí, lo educado que es, lo cariñoso... A los cuarenta y tres que fuimos allí, aquellas gentes nos dieron una verdadera lección de dignidad.

--¿Qué vio usted en Irak que luego vertió en el libro?--Que nos han contado un cuento que se les fue de las manos y acabó convirtiéndose en una pesadilla. En el libro también apunto que allí no se encontrarían jamás armas de destrucción masiva. Y en efecto, al parecer ahora dicen que no había nada. La única arma que tiene el pueblo iraquí es su orgullo.

--¿Cree que con su estancia, y ahora con el libro, se puede hacer algo para solucionar el problema?--Sí. Yo no hubiese ido a Irak ni hubiera escrito el libro si con ello sólo pudiese transmitir a la gente rabia, impotencia y dolor, y no esperanza. Y, además, es muy importante para un pueblo que va a ser invadido el que vean cómo hay gente en Occidente que les apoya y reniega de cualquier conflicto.

--¿Va a realizar algún otro viaje más con este objetivo?--Sí; de hecho ahora me voy a Palestina con la misma plataforma. Vamos allí para apoyar al pueblo y a condenar el muro de Sharon que se está construyendo. Cantaré en Belén y también en Jerusalén y en Ramala.

--Desde su perspectiva de cantautor y poeta, ¿ve esperanza a todo esto?--Sí, y no soy ningún soñador. La humanidad dio un gran paso el año pasado al volcarse en contra del conflicto, y con el tiempo veremos que la ciudadanía tiene un deseo solidario, de paz y de justicia para todos los seres humanos.RAMON RUIPEREZ