La iglesia de Santa María de Olvés está a punto de venirse abajo. Es sólo cuestión de meses o incluso de días dado el estado de ruina del monumento a causa de los hundimientos producidos en el cerro donde se asienta. El problema no es sólo que pueda perderse este patrimonio, sin duda importante, lo que está en juego es la integridad física de sus habitantes porque el edificio amenaza con caer sobre los tejados de sus viviendas, en el mejor de los casos, o sobre sus cabezas.

La tragedia se cierne sobre Olvés, al igual que lo hizo el pasado verano sobre Torrellas, o estuvo a punto de hacerlo hace poco sobre Calatayud, pero con un agravante, que en este caso se sabe y nadie hace nada. La dirección de Patrimonio, culpa al obispado como propietario, el obispado culpa al terreno.

El alcalde del municipio, Ernesto Gállego, está cansado ya de enviar cartas de auxilio a todas las administraciones. Su actitud es, porque no decirlo, derrotista, y se conforma en sus propias palabras "con que alguien se encargue de quitar el peligro, aunque sea a costa de derribar la iglesia". Pero hay que entender la situación antes de juzgarle, porque lo primero para él es mantener la integridad de sus 150 vecinos.

La voz extraoficial la ha alzado Alfonso de Campos, vecino de Olvés y propietario de una imprenta en Zaragoza, que ha hecho uso de ella para lanzar una revista reivindicativa, que incluso envía al Palacio de la Moncloa. Alfonso ha enviado además cartas personales al presidente del Gobierno de Aragón, al Obispado o al Justicia de Aragón, aunque casi siempre ha obtenido la callada por respuesta. El director de Patrimonio le contestó por carta que "el estado de abandono y posible ruina en el que se encuentra la iglesia puede ser debido a que su propietario, es de suponer que el Obispado, ha incumplido su deber de conservación y mantenimiento". El Obispo y el administrador de la Diócesis de Tarazona, en conversación telefónica le reconocieron que son conscientes de la situación, pero que no pueden hacer nada.

Según Alfonso, los interlocutores culparon de la situación al terreno, ya que la iglesia se encuentra sobre un cerro escarpado por bodegas y almacenes, muchas en ruina.

Ante la falta de compromiso se ha recapitulado documentación y se ha incoado un expediente a la DGA para estudiar su posible catalogación como Bien de Interés Cultural que facilite la concesión de alguna ayuda.