A finales del pasado año, vecinos nuestros de Calatayud se vieron obligados a abandonar su hogar, la Casa Azul, debido a que ésta se encontraba edificada sobre un suelo de yeso. Al estar situada en las cercanías del río, las aguas subterráneas se habían ido filtrando y fueron diluyendo el yeso produciendo dos grandes socavones, uno en el garaje y otro en el exterior de la casa. La casa se quedó sin soporte y, día a día, empezó a hundirse. Desde fuera se podían observar los destrozos del piso, las grietas en las fachadas y balcones, el notable deterioro, en fin, de las viviendas.

Se intentó remediar la situación echando toneladas de cemento para impedir que la casa se hundiera. Pretendieron reconstruir el edificio para que pudiera ser de nuevo habitado por sus dueños. Sin embargo, tras días de investigación sobre el estado del inmueble, decidieron deshabitarlo por completo y cada familia se turnó para entrar e ir recogiendo sus pertenencias: la casa no volvería a ser habitada. Muchos colaboraron para que estas familias tuvieran un alojamiento para pasar las noches necesarias hasta que encontraran un nuevo hogar.

Fue en esos momentos cuando nos paramos a pensar y asociamos este suceso con la cantidad de personas que tienen que abandonar sus países porque nuestro Planeta Azul, día a día, también se derrumba un poco más.

Sentíamos que al igual que ayudábamos a nuestros vecinos tendríamos que ayudar también a aquellos que se ven obligados a abandonar su hogar por diversas causas en busca de una mejor calidad de vida.

Todos somos iguales, aunque vivamos en diferentes países y tengamos diferentes culturas. Todos vivimos bajo el mismo techo y pisamos el mismo suelo: todos somos vecinos. Y tanto necesitan ellos de nuestra ayuda como nosotros de la suya. A cualquiera se le puede caer la casa cuando menos se lo espere pero, ¿a quién pediremos ayuda si cuando pudimos no quisimos ayudar?

Quedarse sin hogar es abandonar muchas más cosas que una casa. Renunciar a ello no debe de ser fácil. Esperamos que este suceso haga pensar a otras personas lo mismo que nos ha hecho reflexionar a nosotros.

Alumnos de Procesos de Comunicación de 4ºESO del IES Emilio Jimeno de Calatayud, año 2003/2004