Habitualmente aparecen en las noticias los datos sobre accidentes laborales. En ellos, siempre aparece un apartado sobre consumo de alcohol en relación con el accidente en cuestión.

Siempre se ha considerado socialmente aceptable el consumo de alcohol en el puesto de trabajo. Un carajillo, un vaso de vino con el almuerzo o una caña. Se banaliza el consumo del mismo argumentándose que un poco de alcohol no afecta al rendimiento. Este es el discurso de aquellos que lo consumen, cuando lo cierto es que los compañeros de trabajo del sujeto en cuestión perciben cómo el rendimiento desciende.

Lo mismo ocurre, con mayor gravedad, con otras sustancias. También oímos, con cierta frecuencia, más de la deseable, de personas que consumen sustancias ilegales en horario laboral. En otras ocasiones hemos hablado en este espacio de los riesgos del consumo al volante. Riesgos parecidos asumen aquellos que consumen durante el horario laboral. Riesgos para sí mismos y riesgos para los demás.

Es imposible desarrollar de la misma manera una tarea cuando estás bajo los efectos de una sustancia. No sólo hablamos de drogas ilegales, también de aquellos fármacos que afectan al nivel de conciencia, atención y capacidad de concentración. Ejemplos de estos últimos pueden ser las benzodiacepinas (Valium, Orfidal, Yurelax…) o antihistamínicos (fármacos para la alergia). Es importante comportarse con responsabilidad en los casos en los que se ha prescrito uno de estos fármacos, mientras que debemos ser totalmente inflexibles en los casos de consumo durante el trabajo de sustancias ilegales o de alcohol.