El municipio de Luna conserva entre los edificios que conforman su casco urbano uno de gran importancia histórica: el Hospital de Peregrinos. Esta construcción, que está muy deteriorada, centra actualmente la atención municipal, ya que acaba de comenzar la primera fase de trabajos de recuperación en la misma.

En un principio, la intervención se centra en el apuntalamiento del edificio y el desescombrado interior del mismo, para la posterior consolidación de los muros. Para la realización de esta iniciativa el consistorio lunero cuenta con una subvención de 12.000 euros, provenientes de los fondos comarcales, aunque "también hemos solicitado una partida presupuestaria a la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), ya que el total del proyecto asciende a 121.059 euros y no podemos hacernos cargo de un proyecto de esta envergadura", explica el primer edil de Luna, Luis Miguel Auría.

Tras la realización de esta primera actuación, el equipo municipal lunero quiere acometer otras fases, concretamente la rehabilitación del tejado, la fachada y el arreglo del interior de la construcción, para su posterior utilización, aunque ésta está todavía por determinar. Si bien, el máximo responsable municipal de Luna explica que "tendrá un fin turístico: museo, sala de exposiciones, albergue, o similar".

En cuanto a las peculiaridades edificatorias hay que destacar que el hospital de peregrinos se enmarca dentro de la arquitectura popular aragonesa, con sus grandes vanos y arcos de medio punto, como elemento de entrada. Si bien, en el caso del edificio lunero existe una peculiaridad: que para la construcción de sus muros se ha empleado una combinación de ladrillo y piedra, posteriormente encalada, cuando lo normal en aquella época es que se utilicen únicamente sillares.

Un poco de historia

El Hospital de Peregrinos se sitúa en la calle del mismo nombre, ubicada a las afueras de Luna. La denominación de esta edificación corresponde a su función, así era un antiguo lugar donde acudían para descansar los caminantes que realizaban el Camino Jacobeo, que pasaba por la localidad. Su utilidad se mantuvo hasta el siglo XIX. A esta centuria, concretamente a 1846 y 1847, corresponde la reforma que se realizó en la construcción y en la capilla que posee la misma. Así aparece en una placa cerámica ubicada en la puerta de acceso al edificio.

Ya en el siglo XX esta construcción se empleó como taller de costura, en el que trabajaban varias mujeres del municipio, función que compartían con la de apeadero de las caballerías que pasaban por Luna. Desde hace unos años permanece cerrado al público, puesto que su estado de conservación no es adecuado.

NURIA ASIN