La programación festiva no solo se desarrolló por las calles y plazas de Ejea, sino que también llegó, un año más, hasta la Residencia Municipal de Mayores Elvira Otal. Allí, sus residentes, acompañados por trabajadores y familiares, protagonizaron su propia ofrenda de flores y recibieron el pañuelo azul de fiestas, un momento muy emotivo en el que algunos no pudieron contener las lágrimas.

Pero también hubo espacio para las risas y los mayores disfrutaron del humor aragonés de Marianico el Corto o revivieron sus tiempos mozos viendo a los más pequeños correr ante los cabezudos por los jardines de la residencia.

También degustaron una comida especial el día de la patrona, bailaron al ritmo de la charanga y escucharon atentos las actuaciones de Mª Carmen Rived Brun con un inconfundible voz y de las habaneras y otros géneros que interpretó el grupo Pasión por la música.